viernes, 16 de marzo de 2012

Lugares que no quiero compartir con nadie


Lugares que no quiero compartir con nadie, Elvira Lindo, Seix Barral, 2011
No sé qué contar de este libro. Simplemente os animo a leerlo porque es grande. ¡Cómo me ha gustado encontrarme otra vez con esa Lindo que me encanta, la del periódico, la del blog…!
Lugares que no quiero compartir con nadie no es una guía de Nueva York, pero podría serlo. Nos lleva de la mano por su barrio, sus bares preferidos, los restaurantes en los que alimentar (o no) el colesterol y, los pubs en los que oír música en directo acompañada de una buena copa.
Vive allí seis meses al año, los mismos en los que Antonio (Muñoz Molina), su santo, da clases en la universidad. Y allí ha tenido que montar su vida: pasear, trastear en bazares, tomar café con conocidos, husmear en librerías, escribir…
Pero lo mejor no es lo que pasa sino cómo lo cuenta, salpicando sus reflexiones de ironía fina, aludiendo a sus amigos, añorando a sus hijos, tratando de no caerse en cada esquina nevada, yendo al gimnasio París a leer el New York Times o paseando a Lolita por la orilla del Hudson.
Es curioso que para no querer compartirlos nos los regale así, encuadernaditos y cuidados. Porque lo que cuenta es su amor-odio con esta ciudad en la que escondió sus primeros encuentros con su marido; que la “regala” una soledad que lucha con sus eternos estados de ansiedad; en la que empieza a encontrar su sitio; en la que quizá puede decir que es feliz pero que sabe que no es su destino final:
[…] porque un día volveré, dado que no me veo de vieja del Upper West apoyada en el andador Broadway arriba Broadway abajo, cuando vuelva a Madrid echaré de menos estos años errantes. Y tal vez entonces no me quede más remedio que separarme de mi marido porque él no encuentra ningún problema a un futuro Broadway arriba Broadway abajo, pero claro, carece de imaginación prospectiva como para verse a sí mismo con el andador. No nos parecemos.
Pero si algo es este libro es una historia de amor, de principio a fin, una declaración a ese hombre con el que mira el ventilador del techo desde la cama con el miedo a ser decapitados. Desde la dedicatoria hasta los impecables últimos párrafos. Porque Nueva York tiene sentido por y para él. Y por eso, quizá, no lo quiere compartir, porque es de los dos.
Lo mejor: Para Antonio, porque donde está él está mi casa
Lo peor: ¡no hay peores que valgan!
Genial
Virginia

1 comentario:

  1. ains siento haber tardado tanto en dejártelo, y ahora lo voy a leer con mas ganas aún jejej.
    Óscar

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