lunes, 12 de diciembre de 2016

Tres días y una vida

Tres días y una vida, Pierre Lemaitre, Salamandra, 2016

Pierre Lemaitre es uno de esos hombres que consiguen hacer de lo dramático algo bonito (y después de este topicazo, sigo). Cuando le premiaron con el Goncourt (2013) y llegó a nuestras librerías no era más que un desconocido sobre el que caían los focos mediáticos de semejante galardón. Y nosotros que somos de fácil convencer no pudimos resistirnos a “Nos vemos allá arriba”, novela que posiblemente entraría en mi top 10 del último lustro. Ahí es nada.
Lo intenté con las del investigador Camille Verhoeven y lo siento pero no. Me quedo con sus novelas “negras”, pero no con las policíacas. Me gusta más el Lemaitre puro.
Tres días y una vida resume a la perfección qué sucede cuando un hecho puntual y casi fortuito marca para siempre tu vida, y lo hace de una forma magistral.
Digo que es negra y no policíaca porque no hay ni misterio ni dudas: Antoine, a sus doce años, golpea en un ataque de ira a Rémi, de tan solo 6, provocándole la muerte en el acto.
Y hasta aquí la incógnita. Porque lo que tendremos a partir de ahí es la descripción del ambiente, el miedo y la opresión que supone para Antoine vivir escondiendo algo así el resto de su vida, mientras el pueblo (una pequeña localidad francesa con su idiosincrasia particular) habla, busca, opina...
Antoine y su angustia acaparan todo el libro. Le descubrimos como alguien colérico, triste, depresivo y obsesivo, pero sumamente capaz (a ojos del resto) de continuar en una “vida normal”. O eso parece.
Es un libro corto e intenso, que nos adentra en la parte más oscura del ser humano (y de nosotros mismos quizá), con un manejo genial de las emociones y con una sorpresa final que nos hará reflexionar sobre la honestidad, la verdad y la fortaleza vital, aderezado todo con una prosa cuidada que hace que consideremos a Lemaitre como uno de los mejores autores del momento.
P.D. Trabaja ya en la continuación de “Nos vemos allá arriba”, así que permanezcan atentos, lectores
Virginia



martes, 6 de diciembre de 2016

Simone

Eduardo Lalo, Fórcola ediciones, 2016. Ganadora del premio Rómulo Gallegos 2013.

Me gustan los libros de Fórcola, porque sé que están hechos con calidad y cariño. Soy poco lectora de no ficción y me alegré mucho cuando abrieron una colección de narrativa contemporánea. Simone es de publicación muy reciente (en España, la edición original es de 2011) y empecé a leerla según cayó en mis manos. Y tardé muy poco en parar: el texto me reclamaba concentración, y un lápiz (muy, muy pocas veces leo marcando páginas) y el restaurante donde comía sólo me permitía una lectura ligera.

Así que un poco después volví a empezar, fascinada con la belleza del texto, con su propuesta. Un escritor poco conocido pasea las calles de San Juan, recogiendo en una libreta sus impresiones, sabiendo que quizá a nadie le importen nunca.

“Pensar desde la nada, desde este nada pasa, desde aquí. Y lo digo con la euforia del que ha perdido la esperanza y sigue y pervive. Escribir sin salidas, desde cualquier sitio, en esta ciudad opaca por ejemplo, sabiendo que esta actividad resulta incomprensible para mis vecinos y que de cualquier manera, estas páginas no llegarán a ellos” (…) “He sabido aguantar sin derrumbarme. Poco más he sabido hacer. Para esto sirve escribir o leer y a eso he dedicado casi toda la vida. A veces, he conocido algo parecido a la gracia”.

El narrador continúa en la rutina de la que no puede zafarse pero que le resulta insuficiente, cuando empieza a encontrar mensajes anónimos de los que parece ser el destinatario. Son reflexiones, citas, no sabe si originales o copiadas, escritas en tiza en el suelo, fijadas en papel a su parabrisas, recibidas en su buzón… Y se va sintiendo atraído por la persona que las manda, imagina que es una mujer (firma Simone, de ahí el título) con la que compartiría afinidades y extrañezas.
Simone y el narrador se conocerán, se enamorarán y vivirán una peculiar sucesión de encuentros, silencios, secretos y ausencias. Convencidos de haber encontrado un alma gemela, por inverosímil que les pareciera en su contexto, la relación será más complicada de lo que el narrador hubiera deseado.

Hay un tercer núcleo temático destacable en la novela: la amistad con el también escritor Máximo Noreña, y la diatriba que sostienen con el escritor español Juan Rafael García Pardo, da pie a un posicionamiento sobre la figura del autor, sobre el contexto de la industria cultural, sobre la situación actual:

“La literatura no soporta la impostura. De esto es que he estado hablando. Hoy España, más que una literatura, es una industria editorial y al buen lector le molesta que le den gato por liebre. No cuestiono la valía de ciertos autores, pero aún éstos son víctimas de esta industria”. (…) “Lo que pasa es que están muy solos. Tan solos como nosotros, pero no se dan cuenta, porque se mueven en un ámbito en el que hay verdaderas reputaciones y, a veces también, bastante dinero. Hay que ser valiente para no participar en la charada. Los riesgos son grandes. Un escritor puede hacer poco contra un universo editorial que comienza a percibirlo como un técnico. La industria del disco mató la música. La del libro está en proceso de aniquilar a la literatura. Somos náufragos, nos queda el futuro amargo de los que sobreviven a un mundo que no volverá a existir. Lo que quisimos hacer en la vida quizá ya no existe”.


Me ha gustado mucho Simone, sus reflexiones, su belleza, las propuestas que lanza. Ojalá alcance el público que merece.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Un mal nombre

Un mal nombre, Elena Ferrante, Lumen, 2016
Tal y como reconocía Iris en la reseña anterior, el fenómeno Ferrante atrapa sin querer
Incluso cuando acabas el primer libro pensando en dar un tiempo al segundo, intercalar otras lecturas para no emborracharte de Nápoles y suciedad, el final te obliga a seguir leyendo sin remedio.
Lina y Lenù dejan atrás la niñez y comienzan a perfilar su futuro según el carácter de cada una. La juventud y sus vaivenes, las dudas, los descubrimientos y las primeras decisiones erradas.
Personalidades tan marcadas como las suyas (o no tanto) hacen ahora ya más evidentes sus diferencias, y la absoluta necesidad de la presencia de la otra para ser y sobrevivir a sí mismas.
Lenù es aplicada, responsable y cauta. Mientras, Lila es valiente, atrevida y algo temeraria.
Con la juventud llegan los hombres y Ferrante plantea aquí el debate "soltera/casada, beneficios y felicidad en el matrimonio". E incluye además el matiz del ascenso material frente al éxito intelectual.
Un retrato costumbrista, lleno de trasfondo vital, de filosofía sobre el destino y las decisiones, sobre la necesidad de la búsqueda de la aprobación como base de la autoafirmación y de una amistad cimentada en orígenes comunes de los que huir.
Ferrante nos regala una prosa intensa, llena de guiños, con fuerza, con emoción y en la búsqueda constante de la complicidad y la empatía
Es Lenù tan correcta o se deja llevar por "lo que hay que hacer"?. Lila proyecta maldad o es envidia por lo que pudo ser y no es? Os dejo el debate abierto
Mientras reflexionáis vamos a seguir leyendo

Virginia

viernes, 26 de agosto de 2016

La amiga estupenda

 Elena Ferrante, Lumen, 2012.
“Fiebre Ferrante”, lo llaman, y es que mucho hemos oído hablar de esta tetralogía, del autor que se esconde tras el pseudónimo, de su capacidad de plasmar la psicología femenina.  Bien, pues tanta expectación no decepciona: he devorado “La amiga estupenda”, atrapada en la relación entre Lila y Lenú, dos niñas criadas en un barrio pobre de Nápoles. Familias con muchos hijos, penurias, mediocridad, violencia… Es fácil entender a la narradora, una mujer ya madura que recuerda su infancia y la fascinación que le producía la pequeña Raffaella (llamada en el barrio Lina o Lila), rebelde, inteligente, independiente; y su manera de caminar a su lado, de componer el lado paciente y bondadoso del binomio que ambas forman.
El primer volumen recoge la infancia y adolescencia de las niñas, cómo se conocieron, las vicisitudes a las que se enfrentan, el marco en el que se mueven: las relaciones con hermanos menores y mayores, las primeras relaciones con los muchachos, los pulsos con sus padres, y también, las tensiones entre las diversas familias: la del zapatero, la de la viuda loca, la del conserje, la del charcutero usurero, la del ferroviario poeta…
Es muy interesante tanto por la facilidad con la que uno empatiza con las dudas de Lenú (sus inseguridades, su necesidad de aprobación por parte de todos, su forma de venerar a su amiga y tratar de ser siempre digna de su atención), con la mirada atenta con la que capta lo que ocurre en el barrio (y como todos tratan de acercarse a Lila, cómo la admiran las niñas, cómo se sienten atraídos los chicos), como con todo lo que se le escapa, las limitaciones de su visión subjetiva para desentrañar las voluntades y los deseos de los demás. Da pie también a un interesante análisis sobre la sociedad que describe (la falta de oportunidades, la limitación en los estudios, el determinismo en heredar la profesión de los padres, la violencia constante, la muerte como posibilidad siempre al acecho) y especialmente de los roles femeninos: las niñas a las que piropean –cuando no directamente soban-, su necesidad de ser admiradas, las madres de muchos hijos… Qué se espera, qué hay que hacer, qué decir. Dónde empieza la voluntad, dónde el honor.

No tiene sentido resistirse; déjense contagiar por la Fiebre Ferrante. Disfrútenlo.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Sobre Grace

Sobre Grace, Anthony Doerr, Suma, 2016.

“¿Estoy siguiendo un camino ya trazado para mí, o lo estoy trazando yo?

De esto trata buena parte de esta novela: de las decisiones que tomamos, de sus consecuencias, de vivir con la duda de si algo podría haber sido diferente y con la culpa de por qué no lo fue. De soledad y fracaso, de oportunidades y de belleza.

David Winkler tiene sueños premonitorios desde niño. Reconoce una situación y se da cuenta de que sabe qué va a ocurrir: la muerte del señor que cruza la calle, la manera en que conocerá a una mujer en el supermercado. Y los sueños siempre se cumplen. Por eso, cuando sueña que su bebé muere en sus brazos, David sólo encuentra una manera de alterar el flujo de lo que va a pasar, y se aleja de su familia. ¿Cómo explicarle a su esposa que no las ha abandonado?


Es un libro de ritmo tranquilo, descriptivo, que se recrea en la belleza natural: el agua, la nieve, el mar, los insectos, el frío… David arrastra su culpa, pero en su camino aun caben la amistad y la contemplación como forma de consuelo. ¿Son nuestros errores redimibles? ¿Qué podemos hacer para rectificar el camino una vez torcido?
Es bonito. Y triste.

miércoles, 6 de julio de 2016

La mujer de la libreta roja

Antoine Laurain, Salamandra, 2016.
“Es imposible resistirse a esta novela: es la quintaesencia de la aventura romántica francesa” (The Times). Así reza la faja del libro, y una vez leído estoy de acuerdo:  todos los componentes que yo espero en una atmósfera francesa están presentes: mujer atractiva y delicada de pelo corto, gato y bailarinas, librero de nariz recta, paseos, cafés, parques, librerías… Y un sentido del amor, de la posibilidad, que lo sobrevuela todo.
Laure es atracada en la puerta de su casa. El incidente la deja sin bolso y con una fuerte contusión en la cabeza. Al día siguiente, Laurent encuentra el bolso en la basura. Cuando la policía no le soluciona nada al acudir a la comisaría, se lo lleva a casa y vacía su contenido buscando datos para devolverlo. Y poco a poco se va sintiendo atraído por la idea de la mujer que construye a través de su perfume, su libreta de notas, fotos antiguas… Pero, ¿cómo encontrarla?

Es una historia de segundas oportunidades, de azar o de destino. Es también una historia urbana, burguesa, ligera, que hace sonreír. La rutina laboral de Laurent como librero, las observaciones sobre Modiano, Nothomb o Sophie Calle, me han arrancado varias sonrisas cómplices. Me parece una buena lectura fresca para verano, para aquellos que buscan argumentos de amor que no se excedan de azúcar.

jueves, 9 de junio de 2016

Ahora que estamos muertos

Miguel Rubio, ed. Carena, 2008.
Todos los días nos cruzamos con gente que vive en la calle. ¿Cómo llegaron a esa situación? ¿Cómo es un día de su vida? ¿Son peligrosos, o son ellos los que se enfrentan al peligro? En esta novela, Miguel Rubio nos adentra en una reconstrucción ficcionada, pero muy cercana a la realidad, de un día de varias personas sin hogar en el Madrid actual: dónde duermen, dónde comen, cómo se relacionan entre ellos. Es un esbozo que nos permite entender cómo funcionan albergues y comedores, y empatizar con la situación.

Al margen de la temática, la novela es sencilla, con un estilo funcional que no persigue ideales estéticos, quizá criticable cierta uniformidad en el lenguaje de la mayor parte de los personajes. Deja desazón, la sensación de que no hay solución, de que no hay luz al final del túnel. Pretende hacer un fresco, pero me hubiera gustado que fuera acompañado de cierta reflexión sobre qué debería hacer la sociedad, qué se puede cambiar, qué soluciones pueden intentarse.

miércoles, 8 de junio de 2016

El último vuelo de Poxl West

Daniel Torday, Literatura Random House, 2016.

Eli es un niño judío a mediados de los 80. Admira a su tío Poxl, que combatió como piloto contra los nazis. Cuando éste publica un libro contando su vida, Eli se llena de orgullo; pero tendrá que aprender a convivir con la decepción de ver que su tío no encuentra tiempo para dedicarle.
Poxl es muy joven cuando sale de Checoslovaquia tras una fuerte impresión. En Rotterdam conocerá el amor y un gran desengaño que le empuja a marcharse a Londres. Allí tomará la decisión de posicionarse en el conflicto y unirse a las fuerzas aéreas para combatir las fuerzas nazis, y participará en el bombardeo de Hamburgo.
Pero, ¿fue así cómo pasó? ¿Importa acaso? ¿Dónde termina la decepción y dónde empieza la culpa? Una historia de culpa y redención, de aprender a vivir con fantasmas, de aceptar decepciones y saber perdonar.

 Me gusta el rol de judío combativo, que no acepta el papel de víctima, que toma riendas en su destino. Me gusta mucho el personaje de Poxl, contradictorio, al que accedemos desde el conocimiento previo de la visión de Eli: su juventud, su peregrinaje como huida hacia delante, la manera de encontrar su lugar allí donde siempre es el de fuera. Tiene una galería de personajes secundarios muy interesantes que mejoran la novela, dotándola de mayor profundidad: algunos evidentes (Françoise, Ninny, la prima) pero otros de apariciones más breves cuya aportación enriquece el texto:  la madre de Niny (muy interesante toda la carga que abre gracias a las alusiones a Shakespeare), la hija de Françoise, el rabino Ben... Me gusta el poso cultural que da solidez al entramado. Pero lo que más me ha gustado es la etapa de Londres, la rutina de una ciudad en guerra. Supongo que es un tema que ya se habrá contado, pero yo no lo había leído, y me ha resultado muy fácil empatizar con la tensión, el cansancio y el miedo como compañeros diarios. Me parece que tiene detrás un proceso de documentación magnífico.
Buena lectura para verano, os la recomiendo.

viernes, 5 de febrero de 2016

La buena reputación.

 Ignacio Martínez de Pisón, Seix Barral. 2014.
Samuel Cano vive con su mujer Mercedes y sus hijas Miriam y Sara en Melilla en los años 50. Es un importante miembro de la comunidad judía gracias a las relaciones establecidas por su actividad comercial. Las niñas crecen y la vida de la familia evoluciona; se mudan a la península, las hijas se casan, nacen y crecen sus hijos…  Junto con el retrato de la familia, asistimos también a los cambios que va viviendo la sociedad española. Ambientada entre Melilla y Zaragoza, con episodios en Málaga, los nietos se verán forzados a enraizar con el pasado de sus abuelos, cerrando un círculo donde uno se pregunta en qué consisten las herencias y cuánto de lo que somos nos viene de los nuestros.
Estructurada en cinco partes, cada una con el nombre de un personaje, asistimos a su evolución, su grandeza y progresiva decadencia, el deterioro de las relaciones entre ellos, la evolución de sus raíces… La buena reputación refleja magníficamente la complejidad con la que se entretejen los lazos familiares, que intercalan ternura y mezquindad, nostalgia y desapego, sabiduría y culpa. Construye un retrato íntimo de la personalidad con el que es muy fácil empatizar, y vemos cómo los personajes se van quedando solos, cómo bregan con una rutina que no les gusta, incapaces de cambiarla.
Es una de esas novelas que deja huella, cuyos personajes nos acompañarán tiempo. Y es un regalo con el que quedar bien y acertar con seguridad.

Y como García Montero lo cuenta mucho mejor que yo, aquí os dejo la reseña que publicó en Infolibre: http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2014/08/17/la_buena_reputacion_20654_1023.html