Antoine
Laurain, Salamandra, 2016.
“Es
imposible resistirse a esta novela: es la quintaesencia de la aventura
romántica francesa” (The Times). Así
reza la faja del libro, y una vez leído estoy de acuerdo: todos los componentes que yo espero en una
atmósfera francesa están presentes: mujer atractiva y delicada de pelo corto,
gato y bailarinas, librero de nariz recta, paseos, cafés, parques, librerías… Y
un sentido del amor, de la posibilidad, que lo sobrevuela todo.
Laure es
atracada en la puerta de su casa. El incidente la deja sin bolso y con una
fuerte contusión en la cabeza. Al día siguiente, Laurent encuentra el bolso en
la basura. Cuando la policía no le soluciona nada al acudir a la comisaría, se
lo lleva a casa y vacía su contenido buscando datos para devolverlo. Y poco a
poco se va sintiendo atraído por la idea de la mujer que construye a través de
su perfume, su libreta de notas, fotos antiguas… Pero, ¿cómo encontrarla?
Es una
historia de segundas oportunidades, de azar o de destino. Es también una
historia urbana, burguesa, ligera, que hace sonreír. La rutina laboral de Laurent como librero, las observaciones sobre Modiano, Nothomb o Sophie Calle, me han arrancado varias sonrisas cómplices. Me parece una buena
lectura fresca para verano, para aquellos que buscan argumentos de amor que no
se excedan de azúcar.
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