viernes, 20 de enero de 2012

Yo, mi, me...contigo

Yo, mi, me… contigo, David Safier, Seix Barral, 2011
El alemán David Safier es uno de los autores más vendidos desde hace un par de años. Y todo el mundo dice lo mismo, “con el libro en las manos no puedes dejar de reírte”. Como siempre empecé por la última novelaYo, mi, me… contigo (antes Maldito Karma y Jesús me quiere; leed las entradas de Noelia).
Rosa y Holgui son los típicos amigos (la sufridora por amor y el homosexual hombro sobre el que llorar) entrados en la treintena y que forman un dúo cuanto menos curioso. Luchan juntos por superar que Jan, el perfecto Jan, ha decidido casarse con Olivia, la… de Olivia.
Tras una noche en el circo, un prestidigitador interesado en el Tíbet consigue hipnotizar a Rosa, retrotraerla al pasado, en concreto a 1594, al cuerpo del mismísimo William Shakespeare. Con la regresión deberá aprender qué es el amor verdadero, hacerse fuerte y solucionar errores. No recuperará su identidad hasta entonces. Y a partir de aquí empiezan los líos, los diálogos a dos voces, el angelito y el diablo de las películas. Con mil y una aventuras descubrimos a un Shakespeare que frecuenta prostíbulos, enamoradizo, que le huelen los pies y que concibió Hamlet como una comedia.
Y hasta aquí puedo leer. Si os cuento más pierde la gracia.
Es una lectura divertida, rápida, que se centra en la ironía y la locuacidad para hablar del amor, las teóricas diferencias entre hombres y mujeres, la autoestima y el Carpe Diem, usando la duplicidad y los dos planos narrativos.
Te ríes y disfrutas. Recomendable para pasar el rato sin sobresaltos y llegar a la moraleja final.
Lo mejor: la advertencia al lector
Lo peor: las aventuras en 1594 a veces son un poco repetitivas
Leedlo
Virginia

martes, 17 de enero de 2012

La ciudad feliz

Elvira Navarro, Mondadori, 2009.
El nombre de Elvira Navarro suele aparecer en casi todas las listas de jóvenes escritores, es chica Granta, ha recibido becas de creación y premios varios. Construye La ciudad feliz uniendo dos novelas cortas levemente relacionadas entre sí (comparten tiempo y espacio, y cada protagonista aparece de pasada en el otro relato; aunque el hecho de que sea así no aporta nada a la obra).


La primera novela corta se llama Historia del restaurante chino Ciudad Feliz y narra las impresiones de Chi-Huei, que vivía con una vieja en China y que a los 7 años es recogido por su padre para que se incorpore a la familia, que tiene un asador de pollos en España. Chi-Huei nos habla del esfuerzo y el trabajo continuo, de la obsesión por progresar (y que el asador pase a ser un restaurante), del punto de vista que comparten su madre y el patriarca, su abuelo. De su adaptación al nuevo ecosistema.

La segunda, La orilla, asistimos a la relación entre un vagabundo y una niña, y se consigue un elemento perturbador interesante. Se observan mutuamente y pasan a conversar por las tardes. El impacto que esto tendrá sobre sus padres acelerará la situación.

En ambos, el estilo es ágil, aunque no he subrayado ningún párrafo que me pareciera especialmente relevante. En ambos se parte de la situación de un niño (a través de narrador apoyado o directamente con el niño como narrador) pero ni las palabras ni la reflexión sobre las situaciones cuadran con la visión infantil. En ambos hay personajes o situaciones de interés (¿qué papel tiene la abuelastra de Chi-Huei? ¿Por qué mantiene el ritmo infernal de trabajo si no tiene garantizada la herencia? ¿Cómo evoluciona la situación del padre? ¿Quién acosa a quién, el vagabundo a la niña o al revés?) que se insinúan pero en las que no se profundiza. Y el final del segundo me ha parecido francamente decepcionante, como si faltara valor para atreverse con algo menos manido.

Es posible que en obras futuras esta autora genere textos interesantes, pero en este caso en concreto, yo no lo recomiendo.

martes, 10 de enero de 2012

El mundo amarillo


El mundo amarillo, Albert Espinosa, Debolsillo, 2009
Si algo tiene este blog es la diversidad de lo que aquí se plantea. Nunca hemos querido entrar en la eterna discusión de qué es literatura y qué no. Al final todos son libros, mejores, peores, exitosos, minoritarios, de un género o de otro.
Llevo años viendo El mundo amarillo en nuestras góndolas. El boom Espinosa hizo que empezara por leer el último de sus best-sellers. Y finalmente me he decidido con el primero, gracias a la recomendación de ciertas “amarillas” y dejando a un lado mis prejuicios con la autoayuda (el propio autor reniega de esta clasificación).
Es obvio que a Espinosa nunca le darán el Cervantes. Pero por fin he entendido dónde está su éxito. Escribe como vive, y vive intensamente. Eso es lo que transmite y lo que le llega al público: la verdad, la dureza y la sensibilidad de lo que cuenta. Se lee rápido, se llora y se encoge un poco el cuerpo pasando por su enfermedad de una manera tan positiva como él lo hace. Por el camino se ha dejado una pierna, un pulmón, un trozo de hígado y disfruta de la vida más que nadie. Eso es grande.
El mundo amarillo es un resumen de todo lo que aprendió en los diez años de lucha contra el cáncer, pero “no es un libro sobre cómo superar el cáncer”. Aquella fue, curiosamente, su “época más feliz”. Sus conclusiones forman este libro, una verdadera filosofía de vida, y de muerte.
Cuando por fin el médico escribió “el paciente se ha curado” empezó otra etapa. Vivir fuera, fuera del hospital, de la enfermedad y de los pelones. Fue el momento de ordenar y escribir tantas conclusiones, tantos recuerdos y tantos mantras repetidos cada día de ingreso.
Ahora nos regala todo eso, “23 descubrimientos” para quien quiera aplicarlo a sus vivencias, no para ser mejor, sino para ser más feliz.
Me ha encantado. He conectado con Espinosa, he entrado en su mundo. A ratos he reído y llorado (a la vez, es posible), pero al cerrar el libro me queda una sensación positiva, como de bienestar. No es un libro triste, y tiene su mérito.
No os animo a que lo leáis, debéis ser vosotros quienes decidáis acercaros a él o no, porque quizá todo el mundo no pueda leer lo que contiene. Pero os recomiendo “Los amarillos”, a mi gusto el mejor capítulo, sin duda.
Mi más profunda admiración a los seres valientes, positivos y optimistas.
Lo mejor: las sensaciones traspasan las páginas
Lo peor: la enfermedad
Virginia

lunes, 9 de enero de 2012

1Q84


1Q84 Libros 1 y 2, Haruki Murakami, Tusquets Editores 2011
Hace unas reseñas Iris nos comentaba su primer libro deMurakami, ese gran desconocido. Ese que vende mucho y que parece que  pocos han leído. Yo quise hacer lo mismo y gracias a un regalo de Sus Majestades,  empecé por su última obra; 1Q84, la primera y segunda parte de esta trilogía que a mí sí que me ha convencido. Me ha gustado.
El último perdedor del premio Nobel nos narra la historia de Tengo, un profesor de matemáticas de academia cutre y escritor frustrado que lo único que consigue es ser el corrector  de una extraña joven escritora que pone en sus manos el best seller que siempre soñó que saliera de su mente.
Por otro lado conocemos a Aomame, una joven entrenadora personal que se pone a las órdenes de una anciana altruista y juntas  protegerán a mujeres maltratadas.  Aomame colaborará con ella en ajusticiar a esos indeseables de la forma más limpia que conoce.
Dos vidas, dos historias que el autor nos va entrecruzando capítulo a capítulo y cuño nexo de unión será una organización religiosa que irá teniendo cada vez más protagonismo en la narración.  

Si bien es cierto que al principio cuesta sentir cercanía por los personajes de Murakami, no es menos cierto que capítulo a capítulo lo consigue. Hace que cada vez leas más rápido para saber qué pasará. Porque según vas  adentrándote en las vidas de Tengo y Aomame te das cuenta que no son historias tan separadas y que, como casi siempre en este mundo, nada es lo que parecía ser… (chan chan)
Os recomiendo que cuando estéis acabando este libro tengáis cerca la ultima parte porque si no os vais a comer la uñas de las ganas de seguir a Tengo y Aomame.
Volveré a Murakami.  Bueno ya estoy con 1Q84 Libro 3 que venía incluido en el regalo J

Lo mejor: Conseguir unir las dos historias independientes en una, manteniendo la intriga por igual en ambas. Una narración muy fluida, sencilla y agradable.
Lo peor: En varias ocasiones Murakami se enreda en descripciones de paisajes o situaciones durante páginas y páginas que no vienen mucho al caso, pero se lo perdonamos por haberlo leído en Navidad.

Feliz Año, seguid siendo buenos.

viernes, 6 de enero de 2012

Tiempo de vida

Marcos Giralt Torrente, Anagrama, 2010. Premio Nacional de Narrativa.

Atención, señores, que este es un libro de peso. Como muestra, un botón; ahí tienen la primera frase:

"El mismo año en que mi padre enfermó publiqué una novela en la que lo mataba".

Me ha gustado mucho este libro. Tras la muerte de su padre, el autor analiza la relación que tuvieron: cuando él era pequeño y su padre se marchó de casa; sus ausencias durante la adolescencia. Lo que aprendió de él y lo que echó en falta, en una relación padre-hijo compleja, marcada por la incomunicación, la competitividad, la necesidad de afecto. El acercamiento en la edad adulta, la noticia de la enfermedad que lo llevará a su muerte. Un intento de comprenderle, de justificarle a veces, de justificarse a sí mismo otras. Un homenaje.

Me ha resultado muy fácil empatizar con el tono del libro. Casi siempre me es fácil cuando se habla de una pérdida (y por eso mismo intento medir mucho a cuántos libros sobre ausencias me acerco), pero tiene mérito que me permita comprender tan bien una relación marcadamente masculina. Está, además, muy bien escrito: medido, explícito, sin palabras que sobren. Y ante todo, me parece un texto tremendamente honesto, con una carga íntima muy profunda, el autor abre su vida, se sienta con nosotros, descorcha un vino y habla durante horas y horas como si fuéramos un amigo muy querido que desde siempre forma parte de su círculo. Por esa cercanía, por esa intimidad y por este texto tan bien escrito, yo le doy las gracias.

"Me he hecho más frágil, me he hecho más triste, me he hecho más temeroso, me he hecho más escéptico, me he hecho más viejo. Este es el único camino que he recorrido hasta aquí".