jueves, 9 de junio de 2016

Ahora que estamos muertos

Miguel Rubio, ed. Carena, 2008.
Todos los días nos cruzamos con gente que vive en la calle. ¿Cómo llegaron a esa situación? ¿Cómo es un día de su vida? ¿Son peligrosos, o son ellos los que se enfrentan al peligro? En esta novela, Miguel Rubio nos adentra en una reconstrucción ficcionada, pero muy cercana a la realidad, de un día de varias personas sin hogar en el Madrid actual: dónde duermen, dónde comen, cómo se relacionan entre ellos. Es un esbozo que nos permite entender cómo funcionan albergues y comedores, y empatizar con la situación.

Al margen de la temática, la novela es sencilla, con un estilo funcional que no persigue ideales estéticos, quizá criticable cierta uniformidad en el lenguaje de la mayor parte de los personajes. Deja desazón, la sensación de que no hay solución, de que no hay luz al final del túnel. Pretende hacer un fresco, pero me hubiera gustado que fuera acompañado de cierta reflexión sobre qué debería hacer la sociedad, qué se puede cambiar, qué soluciones pueden intentarse.

miércoles, 8 de junio de 2016

El último vuelo de Poxl West

Daniel Torday, Literatura Random House, 2016.

Eli es un niño judío a mediados de los 80. Admira a su tío Poxl, que combatió como piloto contra los nazis. Cuando éste publica un libro contando su vida, Eli se llena de orgullo; pero tendrá que aprender a convivir con la decepción de ver que su tío no encuentra tiempo para dedicarle.
Poxl es muy joven cuando sale de Checoslovaquia tras una fuerte impresión. En Rotterdam conocerá el amor y un gran desengaño que le empuja a marcharse a Londres. Allí tomará la decisión de posicionarse en el conflicto y unirse a las fuerzas aéreas para combatir las fuerzas nazis, y participará en el bombardeo de Hamburgo.
Pero, ¿fue así cómo pasó? ¿Importa acaso? ¿Dónde termina la decepción y dónde empieza la culpa? Una historia de culpa y redención, de aprender a vivir con fantasmas, de aceptar decepciones y saber perdonar.

 Me gusta el rol de judío combativo, que no acepta el papel de víctima, que toma riendas en su destino. Me gusta mucho el personaje de Poxl, contradictorio, al que accedemos desde el conocimiento previo de la visión de Eli: su juventud, su peregrinaje como huida hacia delante, la manera de encontrar su lugar allí donde siempre es el de fuera. Tiene una galería de personajes secundarios muy interesantes que mejoran la novela, dotándola de mayor profundidad: algunos evidentes (Françoise, Ninny, la prima) pero otros de apariciones más breves cuya aportación enriquece el texto:  la madre de Niny (muy interesante toda la carga que abre gracias a las alusiones a Shakespeare), la hija de Françoise, el rabino Ben... Me gusta el poso cultural que da solidez al entramado. Pero lo que más me ha gustado es la etapa de Londres, la rutina de una ciudad en guerra. Supongo que es un tema que ya se habrá contado, pero yo no lo había leído, y me ha resultado muy fácil empatizar con la tensión, el cansancio y el miedo como compañeros diarios. Me parece que tiene detrás un proceso de documentación magnífico.
Buena lectura para verano, os la recomiendo.