viernes, 26 de julio de 2013

Instrucciones para una ola de calor

Maggie O'Farrell, Salamandra, 2013.

No pude resistirme a leerla: Maggie O'Farrell es la autora de una novela que he recomendado durante años: La extraña desaparición de Esme Lennox. Al saber que publicaban su nueva obra, pasó a la primera de la lista. Y sin embargo ha sido una decepción.
El título (que me parece sonoro y contagioso) alude a que la trama se desarrolla durante una ola de calor que sufrió Irlanda en 1976; ahora, instrucciones no da. Nos cuenta la crisis familiar que sigue al hecho de que el cabeza de la familia Riordan se marche una mañana de casa y no regrese (inevitable pensar en el principio de El insólito peregrinaje de Harold Fry: ¿qué ocurre con estos hombres que se echan a andar y derrumban la vida de sus mujeres?). Su esposa, desconcertada, llamará a sus hijos (ya independizados) y se produce un cónclave familiar, a la vez que vamos conociendo las vidas de cada uno, sus problemas, sus secretos. Esta es una clara novela de personajes: bien dibujados, peculiares, interesantes, he estado fascinada con Aoife durante toda la historia (muy bien plasmado su "problema", una dislexia supongo que imposible de diagnosticar en aquel momento; y más interesante aún su ansia de libertad y su necesidad de espacio); pero creo que le falta argumento, que las rencillas entre hermanos, los problemas con los novios o las dificultades matrimoniales no sostienen la novela. El caso es que mientras escribo esto me doy cuenta de que la carga argumental debería ser suficiente, por lo que pienso que es un problema de expectativa por mi parte: a mí se me ha quedado corto. La ola de calor incrementa la tensión del momento, pero no consigue transmitir la atmósfera asfixiante que están viviendo los protagonistas. En definitiva, es una novela correcta, con buenos personajes pero con una historia algo floja, a la que le falta algo más de peso; de esas de las que hay mil, lo que no me parece suficiente. Probablemente, si no conociera de nada a la autora os diría que no está mal. En cualquier caso, aunque se deja leer, yo no la recomiendo.

lunes, 22 de julio de 2013

Bryan Talbot: Grandville y El cuento de una rata mala.

Grandville, Bryan Talbot, Astiberri, 2013.
El cuento de una rata mala, Bryan Talbot, Astiberri, 2013.

Sólo tras terminarlas me di cuenta de que mis dos últimas lecturas eran del mismo autor (lo que no dice mucho en mi favor, en fin). Diré en mi defensa que han pasado un par de semanas entre ambas y que el dibujo es muy distinto. Bryan Talbot es uno de los padres de la novela gráfica inglesa, muy conocido en su país y con una trayectoria muy variada.

Grandville nos sitúa en un pasado alterado en el que Napoleón ha conquistado Gran Bretaña y el imperio francés domina toda Europa. Tras una cadena de atentados anarquistas, Bretaña se independiza y se granjea el odio de los franceses. En el París de la Belle Epoque, un miembro de la embajada de Bretaña aparece muerto; el detective LeBrock se encargará de investigar lo ocurrido... Cóctel con ingredientes de Sherlock Holmes, Tarantino, modernismo y sangre, lo mejor de este cómic es en mi opinión el guión. Los animales muestran formas antropomorfas no siempre bien conseguidas (difícil después de disfrutar los maravillosos personajes de Guarnido en  Blacksad). También está disponible la continuación, Grandville mon amour.

El cuento de una rata mala es una de las obras de este autor que más repercusión han tenido, por su
contenido social, rompedor, y por haberse empleado como manual en bibliotecas, institutos y centros especializados en abusos infantiles. Astiberri lo recupera ahora en nueva traducción y con prólogo y epílogo actualizados. La protagonista es Helen, una adolescente a la que encontramos mendigando en Londres tras haberse escapado de casa. Poco a poco percibimos las dificultades de Helen para tener contacto físico y vamos sabiendo que los motivos son los abusos sexuales de su padre y la falta sistemática de afecto por parte de su madre. Acompañaremos a Helen en su camino para superar el trauma. Ella se apoya en los cuentos de su admirada Beatrix Potter, e inicia un viaje para conocer los lugares donde vivió la autora inglesa. Dibujo realista y guión sólido, es una lectura interesante, aunque se deja notar que está dibujada a principios de los noventa. Tiene razón Talbot cuando pregunta por qué, veinte años después, podemos hablar de asesinatos con normalidad, y convertirlo en un elemento habitual de ficción, mientras que los abusos infantiles siguen siendo un tabú; y que mientras sea un tema silenciado, las víctimas seguirán sintiéndose únicas, solas y culpables.