jueves, 23 de febrero de 2012

La mujer que arañaba las paredes

La mujer que arañaba las paredes, Jusi Adler-Olsen,Maeva 2010
Como dijo Tarradellas al volver a Cataluña: Ja sóc aquí!  Pues eso que ya estoy de vuelta. Yo confieso que la culpa no ha sido mía eh, sino de mis exámenes que hacían que leer algo que no fueran ellos me irradiaran un halo de culpabilidad que me hacía soltar la novela para abrazarlos y darlos cariño continuo… esperemos que haya sido para bien. (Un saludo entrañable a mis profesores, ejem..)
      
Bueno al lío, que me he enganchado a otro investigador policial, divorciado y pelín amargado aunque con un par de buenas actitudes para dar guerra a los malutos; os presento, se llama Carl, se acaba de salvar de un tiroteo donde mataron a un compañero y dejaron para las mulillas a otro y se siente culpable porque quizá no hizo todo lo que podía haber hecho para que las cosas no acabaran así.

Sus jefes intentan reintegrarlo pero no se deja y deciden bajarlo a los sótanos de la comisaría para darle carpetas y más carpetas de casos nunca resueltos desde hace años y un ayudante más perdido que la gallina Caponata en los almacenes Harrods. Le bautizan el Departamento Q. Y ale!  Problema resuelto.  O casi; porque aunque al principio nuestro amigo Carl no lo coge con mucho ímpetu al final elige un caso y le pica el gusanillo de un caso, el de una brillante política que desaparece en un crucero sin que nadie sepa cómo.

El caso de Merette Lynngaard hará que el bueno de Carl consiga recuperar la ilusión casi al completo, porque su vida personal no es nada fácil divorciado, compartiendo piso, con un hijo adolescente...

Me gusta la forma de escribir de este hombre de nombre impronunciable en castellano y voy a apuntarme a leer el segundo, lo hace de una forma entretenida, apasionada y apasionante y consigue pegarte esa emoción al investigar el caso de la novela.

No es de las mejores pero os dará una semana de entretenimiento.
See you soon

martes, 21 de febrero de 2012

Crónicas de Jerusalén

Guy Delisle, Astiberri, 2011.

Atención señores: estamos ante un librazo.
Guy Delisle es un ilustrador canadiense cuya mujer trabaja para MSF, motivo por el que viajan con frecuencia. Sus estancias en diversos lugares han generado el argumento en otros libros suyos y lo mismo ocurre en este caso. La familia se traslada a Jerusalén y allí residirá en la parte oriental, en Beit Hanina (zona árabe). Guy nos cuenta sus experiencias como amo de casa, sus dificultades logísticas para encontrar guarderías, supermercados, niñeras, parques infantiles... Una vez instalados, Guy describe lo que ve, lo que le llama la atención: las riadas de turistas en los lugares santos rodeados de militares con fusiles; la presencia continua de gente armada a su alrededor, las mujeres árabes que ve comprando en un asentamiento judío; los interminables interrogatorios cada vez que pretende entrar o salir del país...

Habla también de mucha gente que intenta construir la paz: los expatriados que trabajan para ongs u organizaciones internacionales, pero también con miembros de pequeñas asociaciones locales que intentan promover la empatía, la igualdad y el trato justo entre los habitantes del territorio; visitan Gaza y Hebrón, y en sus páginas comprendemos mejor el embrollo del conflicto palestino-israelí, por qué lleva años encallado y que consecuencias tiene para sus habitantes.

Es un cómic fantástico. Porque está plagado de humor y de sencillez, porque tiene ingenuidad e ironía, porque entretiene y enseña. Absolutamente recomendable ¡No os lo perdáis!

lunes, 20 de febrero de 2012

Ellas son mi suerte

Josep Mª Cervera, ed. Plataforma, 2012.

Juan es un hombre maduro que no consigue adaptarse a su nueva situación de viudo. Tras compartir toda su vida con su esposa no es capaz de sobrellevar su ausencia y se vuelve deprimido y sin ganas de continuar. Acude a un psicólogo, se medica... Una noche llama al programa de radio del que es fiel seguidor para compartir su tristeza. Al día siguiente recibe de la emisora una lista de numerosas mujeres que han quedado cautivadas con su historia y que desean conocerle. Juan decide probar y contactar con la primera. Comienza así una espiral que desembocará en situaciones sorprendentes, a veces graciosas, a veces desagradables, siempre inesperadas.

Esta es una historia sencilla que se lee de un tirón porque el argumento engancha y uno quiere saber qué más va a pasarle a Juan. Ideal para aquellos que busquen un texto breve y ligero.

Lo mejor: el argumento y la capacidad para generar sonrisas en el lector.
Lo peor: el estilo, demasiado sencillo. Sobran descripciones de personajes secundarios que apenas van a tener peso (ej: los hijos), la presentación de cada personaje implica un listado de sus características que hace la prosa muy rígida.

lunes, 13 de febrero de 2012

Siempre tuyo


Siempre tuyo, Daniel Glattauer, Alfaguara, 2012
Lectores y románticos en general, por fin tenemos entre manos la última novela del austríaco Glattauer. Tras el importante éxito conseguido con Contra el viento del norte y Cada siete olas, Alfaguara ha apostado de nuevo por él (el lanzamiento fue simultáneo en varios países), ofreciéndonos las inconfundibles portadas azules de mujeres solitarias le que caracterizan.
Pero no os engañéis. Ésta es una de las pocas coincidencias que encontraréis con los libros anteriores. No es una novela de mails, no deja el final abierto, ni todo es tan bonito como parece. Quien ya haya empezado a leerla quizá aún no esté de acuerdo conmigo, pero dejad que avancen las páginas…
Judith y Hannes coinciden por primera vez en sus vidas en la sección de quesos de un supermercado. Pero nada de un bonito encontronazo. No. Un pisotón en toda regla será el curioso primer incidente entre ambos. A partir de este encuentro fortuito  comenzará la que podría ser una dulzona historia de amor (decidme a mi cuántos de vosotros pisáis a una chica con el carro de la compra y cae rendida a vuestros pies...). Ella, 36 años, propietaria de una tienda de lámparas, con varios fracasos amorosos a las espaldas y harta de dar explicaciones a su madre. Él, 42, arquitecto de farmacias, el hombre perfecto, el yerno ideal. ¡Ja!. Un café, una cena romántica, una noche de amor…Muchas veces la combinación de destino-amistad-amor funciona bien. Pero cuando el destino es una mala casualidad, la amistad pasa a ser amor y el amor se convierte en posesión aquello no puede funcionar.
Glattauer ha vuelto a escribir sobre el amor, pero ésta no es una novela romántica. Si estáis esperando una continuación de lo anterior no empecéis a leer. Lo que parece una comedia acaba convirtiéndose en un thriller. Aquí se habla de acoso, de violencia psicológica, de posesión, de ansiolíticos, y del malestar que provoca una relación en la que sientes que te ahogas. De hecho la idea de la narración está tomada de los casos que cubrió como reportero de sucesos. Quiere dejar claro que amar significa hacer feliz a otra persona, si no es así…
Si algo destaca en el estilo de Glattauer son sus diálogos, la rapidez que imprime a la narración, los capítulos cortos que no invitan a perderse en disquisiciones interminables. Y el humor, porque aunque la cosa se ponga fea, la ironía es uno de sus puntos fuertes. Por eso a mí me gusta.
El amor no siempre es como en las películas, y si alguna vez vivís escenas que ya habéis visto antes, como mínimo temblad. No hay nada ni nadie perfecto, afortunadamente.
Glattauer es siempre muy recomendable
Lo mejor: El “no me quieras tanto y quiéreme mejor”
Lo peor: Son libros que se leen tan rápido…
Virginia

viernes, 3 de febrero de 2012

Aunque seamos malditas


Aunque seamos malditas, Eugenia Rico, Suma de Letras, 2008
Ésta es una de esas novelas a las que un buen día les llega un éxito incomprensible. Me explico. Cuando se publicó no recuerdo más ventas que las de la propia inercia de una autora ya conocida (Los amantes tristes). Pero sin más pompa ni boato. Y, de repente, hace unos meses, todo el mundo quería leerla. Había llegado el eco del enorme impacto que había causado en Alemania, convirtiéndose en un superventas gracias a los elogios de la crítica especializada (superando al incombustible Zafón). Tanta ha sido la demanda que la editorial ha decidido reeditar incluso…Y aquí me veis, leyendo, tratando de saber qué la hace especial.
Aunque seamos malditas es la historia de Ainur, o de Selene. De las dos. Ainur es la primera mujer que ha ganado un juicio por acoso laboral en España, e intentando huir de los matones de su jefe, se refugia en el pueblo de sus ancestros junto a la tesis doctoral que le consume la vida: la vida de Selene, una comadrona quemada por bruja en el S.XVI a manos de la Inquisición.
Son narraciones en paralelo, dos mujeres que viven lo mismo con cuatro siglos de diferencia, que a menudo se confunden en medio de una intriga filosófica que empieza a coger fuerza a partir de la página 55, aunque siempre con la sensación de no entender nada. Es una novela oscura, perturbadora e inquietante, con mucha bruja, mucho ritual y mucho lío. Porque eso es lo que hay, un lío de protagonistas donde uno no sabe si es la misma, si es otra, si habla la primera o no habla nadie.
En resumen podría decir (si es que he entendido la historia…) que es un alegato a favor de las mujeres, tantas veces insultadas por brujas, y que murieron por ser mujeres. Es una crítica a los medios de comunicación, tan facilones a la hora de hundir a alguien sin remediarlo cuando las pruebas le exculpan. Y es una novela esotérica, de orgías satánicas, cojos, tuertos, cuervos revoloteando, anónimos y hogueras.
¿Por qué a los alemanes les ha gustado tanto?. Sí, está bien escrita, tiene un ritmo aceptable, la documentación de la parte histórica ha debido llevarle su tiempo, pero ni más ni menos. Novelas de brujas hay muchas. Y parece ser que yo sigo sin entender a los alemanes.
No hace falta que la leáis, si tenéis dudas espero haberlas disipado. Si aún así os atrevéis me lo contáis.
El siguiente, por favor
Virginia