Aunque seamos malditas, Eugenia Rico,
Suma de Letras, 2008

Aunque seamos malditas es la historia de
Ainur, o de Selene. De las dos. Ainur es la primera mujer que ha ganado un
juicio por acoso laboral en España, e intentando huir de los matones de su jefe,
se refugia en el pueblo de sus ancestros junto a la tesis doctoral que le
consume la vida: la vida de Selene, una comadrona quemada por bruja en el S.XVI
a manos de la Inquisición.
Son narraciones en
paralelo, dos mujeres que viven lo mismo con cuatro siglos de diferencia, que a
menudo se confunden en medio de una intriga filosófica que empieza a coger
fuerza a partir de la página 55, aunque siempre con la sensación de no entender
nada. Es una novela oscura, perturbadora e inquietante, con mucha bruja, mucho
ritual y mucho lío. Porque eso es lo que hay, un lío de protagonistas donde uno
no sabe si es la misma, si es otra, si habla la primera o no habla nadie.
En resumen podría
decir (si es que he entendido la historia…) que es un alegato a favor de las
mujeres, tantas veces insultadas por brujas, y que murieron por ser mujeres. Es
una crítica a los medios de comunicación, tan facilones a la hora de hundir a
alguien sin remediarlo cuando las pruebas le exculpan. Y es una novela
esotérica, de orgías satánicas, cojos, tuertos, cuervos revoloteando, anónimos
y hogueras.
¿Por qué a los
alemanes les ha gustado tanto?. Sí, está bien escrita, tiene un ritmo
aceptable, la documentación de la parte histórica ha debido llevarle su tiempo,
pero ni más ni menos. Novelas de brujas hay muchas. Y parece ser que yo sigo
sin entender a los alemanes.
No hace falta que
la leáis, si tenéis dudas espero haberlas disipado. Si aún así os atrevéis me
lo contáis.
El siguiente, por
favor
Virginia
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