El nombre de Elvira Navarro suele aparecer en casi todas las listas de jóvenes escritores, es chica Granta, ha recibido becas de creación y premios varios. Construye La ciudad feliz uniendo dos novelas cortas levemente relacionadas entre sí (comparten tiempo y espacio, y cada protagonista aparece de pasada en el otro relato; aunque el hecho de que sea así no aporta nada a la obra).
La primera novela corta se
llama Historia del restaurante chino Ciudad Feliz y narra las
impresiones de Chi-Huei, que vivía con una vieja en China y que a
los 7 años es recogido por su padre para que se incorpore a la
familia, que tiene un asador de pollos en España. Chi-Huei nos habla
del esfuerzo y el trabajo continuo, de la obsesión por progresar (y
que el asador pase a ser un restaurante), del punto de vista que
comparten su madre y el patriarca, su abuelo. De su adaptación al
nuevo ecosistema.
La segunda, La orilla,
asistimos a la relación entre un vagabundo y una niña, y se
consigue un elemento perturbador interesante. Se observan mutuamente
y pasan a conversar por las tardes. El impacto que esto tendrá sobre
sus padres acelerará la situación.
En ambos, el estilo es ágil,
aunque no he subrayado ningún párrafo que me pareciera
especialmente relevante. En ambos se parte de la situación de un
niño (a través de narrador apoyado o directamente con el niño como
narrador) pero ni las palabras ni la reflexión sobre las situaciones
cuadran con la visión infantil. En ambos hay personajes o
situaciones de interés (¿qué papel tiene la abuelastra de
Chi-Huei? ¿Por qué mantiene el ritmo infernal de trabajo si no
tiene garantizada la herencia? ¿Cómo evoluciona la situación del
padre? ¿Quién acosa a quién, el vagabundo a la niña o al revés?)
que se insinúan pero en las que no se profundiza. Y el final del
segundo me ha parecido francamente decepcionante, como si faltara
valor para atreverse con algo menos manido.
Es posible que en obras
futuras esta autora genere textos interesantes, pero en este caso en
concreto, yo no lo recomiendo.
Acertada critica. Yo tampoco lo recomiendo.
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