Lugares que no quiero compartir con nadie, Elvira Lindo,
Seix Barral, 2011
No sé qué contar de
este libro. Simplemente os animo a leerlo porque es grande. ¡Cómo me ha gustado
encontrarme otra vez con esa Lindo que me encanta, la del periódico, la del
blog…!
Lugares que no quiero compartir con nadie no es una guía de
Nueva York, pero podría serlo. Nos lleva de la mano por su barrio, sus bares
preferidos, los restaurantes en los que alimentar (o no) el colesterol y, los
pubs en los que oír música en directo acompañada de una buena copa.
Vive allí seis
meses al año, los mismos en los que Antonio (Muñoz Molina), su santo, da clases
en la universidad. Y allí ha tenido que montar su vida: pasear, trastear en
bazares, tomar café con conocidos, husmear en librerías, escribir…
Pero lo mejor no es
lo que pasa sino cómo lo cuenta, salpicando sus reflexiones de ironía fina,
aludiendo a sus amigos, añorando a sus hijos, tratando de no caerse en cada
esquina nevada, yendo al gimnasio París a leer el New York Times o paseando a Lolita por la orilla del Hudson.
Es curioso que para
no querer compartirlos nos los regale así, encuadernaditos y cuidados. Porque
lo que cuenta es su amor-odio con esta ciudad en la que escondió sus primeros
encuentros con su marido; que la “regala” una soledad que lucha con sus eternos
estados de ansiedad; en la que empieza a encontrar su sitio; en la que quizá
puede decir que es feliz pero que sabe que no es su destino final:
[…] porque un día volveré, dado que no me veo de vieja
del Upper West apoyada en el andador Broadway arriba Broadway abajo, cuando
vuelva a Madrid echaré de menos estos años errantes. Y tal vez entonces no me
quede más remedio que separarme de mi marido porque él no encuentra ningún problema
a un futuro Broadway arriba Broadway abajo, pero claro, carece de imaginación
prospectiva como para verse a sí mismo con el andador. No nos parecemos.
Pero si algo es
este libro es una historia de amor, de principio a fin, una declaración a ese
hombre con el que mira el ventilador del techo desde la cama con el miedo a ser
decapitados. Desde la dedicatoria hasta los impecables últimos párrafos. Porque
Nueva York tiene sentido por y para él. Y por eso, quizá, no lo quiere
compartir, porque es de los dos.
Lo mejor: Para Antonio, porque donde está él está mi
casa
Lo peor: ¡no hay
peores que valgan!
Genial
Virginia
ains siento haber tardado tanto en dejártelo, y ahora lo voy a leer con mas ganas aún jejej.
ResponderEliminarÓscar