Tres días y una vida, Pierre Lemaitre, Salamandra, 2016
Pierre
Lemaitre es uno de esos hombres que consiguen hacer de lo dramático algo bonito
(y después de este topicazo, sigo). Cuando le premiaron con el Goncourt (2013)
y llegó a nuestras librerías no era más que un desconocido sobre el que caían
los focos mediáticos de semejante galardón. Y nosotros que somos de fácil
convencer no pudimos resistirnos a “Nos vemos allá arriba”, novela que
posiblemente entraría en mi top 10 del último lustro. Ahí es nada.
Lo
intenté con las del investigador Camille Verhoeven y lo siento pero no. Me
quedo con sus novelas “negras”, pero no con las policíacas. Me gusta más el
Lemaitre puro.
Tres días y una vida resume a la perfección qué sucede
cuando un hecho puntual y casi fortuito marca para siempre tu vida, y lo hace
de una forma magistral.
Digo
que es negra y no policíaca porque no hay ni misterio ni dudas: Antoine, a sus
doce años, golpea en un ataque de ira a Rémi, de tan solo 6, provocándole la
muerte en el acto.
Y
hasta aquí la incógnita. Porque lo que tendremos a partir de ahí es la
descripción del ambiente, el miedo y la opresión que supone para Antoine vivir
escondiendo algo así el resto de su vida, mientras el pueblo (una pequeña
localidad francesa con su idiosincrasia particular) habla, busca, opina...
Antoine
y su angustia acaparan todo el libro. Le descubrimos como alguien colérico,
triste, depresivo y obsesivo, pero sumamente capaz (a ojos del resto) de
continuar en una “vida normal”. O eso parece.
Es
un libro corto e intenso, que nos adentra en la parte más oscura del ser humano
(y de nosotros mismos quizá), con un manejo genial de las emociones y con una
sorpresa final que nos hará reflexionar sobre la honestidad, la verdad y la
fortaleza vital, aderezado todo con una prosa cuidada que hace que consideremos
a Lemaitre como uno de los mejores autores del momento.
P.D.
Trabaja ya en la continuación de “Nos vemos allá arriba”, así que permanezcan
atentos, lectores
Virginia