Uno de los
privilegios más molones de los libreros es la posibilidad de conocer antes que
nadie los lanzamientos, e incluso leerlos. Esta novelita llegará al público en
octubre, y ya le he hincado el diente.
Massimo era un niño
de nueve años cuando su mamá salió “para hacer unos recados”. A partir de
entonces tuvo que asimilar que no volvería, aprender a vivir sin su presencia,
entender que nadie, ninguna de las mujeres que lo rodeaban, le querría como
ella, que estaba marcado vitalmente para siempre. Y cuando uno pierde a su
referente tan pronto y de forma tan incomprensible, una de dos, o te tiranizas
o te conviertes en un ser hipersensible, o ambas.
Es un relato duro,
con demasiados saltos temporales (en menos de 200 páginas el prota pasa de ser
un niño a tener 40 años y haber escrito una novela), con demasiadas reflexiones
sesudas que se me quedan grandes incluso para la adolescencia, con mucho dolor,
con resentimiento, con párrafos incomprensibles y gratuitos.
El tema de la
muerte no siempre es fácil de tratar, y menos si nos ponemos en la piel de un
niño, pero no me ha gustado la forma de tratarlo, por mucho que la cosa mejore
un poco al final. Es obvio que cuando uno escribe su vida ni siempre es
objetivo ni probablemente consiga deshacerse del sufrimiento que conlleva, pero
si el autor quería “reconciliarse” consigo mismo y con ella…no es el tipo de
historia (por como lo cuenta) que me hubiera gustado leer. Creo que, pese a ser
una temática complicada y comprometida, podría haberlo hecho mejor. Claro, que
igual no pretendía una historia bonita, edulcorada y maquillada, sino la
verdadera vorágine en la que debió vivir.
En fin, esperaremos
a ver cómo la valora el público que, no siempre es sabio, pero da y quita
tajantemente.
Virginia
Gracias por el apoyo logístico compañeir@s!!!
ResponderEliminarJeje, pero... que no eh, no no no.
Un beso.Vir
Para eso estamos compañera siempre al filo de la actualidad bloguera : )
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