miércoles, 23 de febrero de 2011

Un momento de descanso

Antonio Orejudo, Tusquets, 2011.

Hace más de una semana que demoro esta entrada porque no sé muy bien qué decir. Llevaba casi un año esperando la novedad de Orejudo, al que rindo una admiración declarada en muchas ocasiones. Me la habían anunciado para después del verano del año pasado, pasaban los meses, no llegaba y mi interés seguía creciendo...

Partamos de una base: Orejudo es un grande. ¿Puede un grande escribir lo que le dé la gana? Por supuesto, igual que cualquier mediocre. ¿Será menos grande si a partir de aquí sólo escribe castañas? No, porque los textos que le hacen grande seguirán existiendo. ¿Es el hecho de que sea un grande una garantía de sus próximos textos? Ya hemos comprobado que no.

Orejudo es un magnífico narrador: el texto fluye, para el lector es muy fácil seguirle, sus temas me interesan. Todo esto se mantiene en "Un momento de descanso", aderezado como habitualmente con grandes dosis de humor. Éste es un libro divertido por disparatado, con personajes interesantes encerrados en situaciones grotescas, que nos cuenta muchas cosas de mucha gente diferente, de forma que, al terminar, uno no sabe con qué quedarse; de ahí que piense que el auténtico protagonista es el absurdo, la capacidad de imaginar y de reírse, y sus protagonistas, excusas para contar episodios que le han llamado la atención.

En el libro, Orejudo está firmando ejemplares en la feria del libro cuando se encuentra con un amigo de juventud, Arturo Cifuentes. Antonio le hacía en EUA; se van a tomar algo para ponerse al día. Arturo vivía con su mujer y su hijo, se trasladan a Missouri, y ahí comienzan las peripecias: la pasión por la danza de su hijo, sus problemas en la universidad, las dificultades en el matrimonio... Durante la comida, Orejudo toma la palabra, recuerda sus años de universitario, hay fotos tomando cañas; Orejudo y Cifuentes viajaron juntos a Nueva York, la versión española del sueño americano; y mientras Cifuentes encontraba el amor, Orejudo se sometía a experimentos cerebrales. Una vez comidos, Arutro confiesa que necesita su ayuda para escribir un libro y destapar un complot universitario creado por su mentor Desmoines; y aquí aparecen la guerra, el exilio, las mentiras, la investigación...

El libro me ha gustado, y probablemente daría una reseña muy positiva si no conociera al autor, lo que en realidad no es muy justo por mi parte. Está bien escrito y es entretenido. Pero estoy acostumbrada a que Orejudo sea de los pocos que me deslumbran, de los que provocan mi admiración incondicional. Claro que todo el mundo tiene derecho a escribir lo que le apetezca. Así que espero que si este comentario no os anima a leer "Un momento de descanso", al menos os pique la curiosidad para acercaros a otro texto de Orejudo si no lo conocéis (yo os sugiero "Reconstrucción", si me permitís). Porque independientemente de lo que venga después, Orejudo seguirá siendo un grande.

2 comentarios:

  1. La anterior novela de Orejudo no se titula "Resurrección", sino "Reconstrucción". Es una novela distinta a esta que acaba de sacar, que se entronca más con "Ventajas de viajar en tren" y con "Fabulosas Narraciones...". Yo sí la recomiendo (me refiero a "Un momento de descanso"): me he divertido y me he planteado si de verdad en esta sociedad en que vivimos estamos abocados a tener ese momento de descanso del final, esa traición a nuestros principios. Y es que no somos héroes...

    ResponderEliminar
  2. Uy, Héctor, muchas gracias por el apunte, es lo que tiene escribir las reseñas antes de desayunar... Probablemente por eso me gustó, porque entronca con "Ventajas..." y "Fabulosas..." que me gustaron mucho. Me alegro de que ésta también te haya gustado. Esperamos verte mucho por aquí.

    ResponderEliminar