domingo, 27 de febrero de 2011
¡Indignaos!
¡Indignaos!, Stéphane Hessel, Destino, 2011 (Prólogo de José Luis Sampedro)
Hace meses que en España esperábamos su llegada. Las noticias de éxito y ventas en Francia pronosticaban una gran acogida, y las reseñas en los medios de comunicación ayudaban a crear expectación.
¡Indignaos! son 60 páginas sin desperdicio, llenas de sentencias, de verdad, de realidad y de rabia. Rabia por el inmovilismo cómodo en que vivimos, y rabia por saber a lo que eso nos lleva.
Hessel es un “joven” de 93 años que ya ha vivido su parcela de historia, que ha luchado por mejorar su mundo, por bajar al suelo a todos los que se vanagloriaban desde pedestales de poder y dinero; y que hoy, desde su retiro intranquilo, sufre y se indigna viendo como todo lo que él y su generación consiguieron, se infravalora. Nuestros anhelos pasan por nosotros mismos, nadie se para a pensar en que los avances sociales de la segunda mitad del siglo pasado se nos escapan sin darnos cuenta.
Hay que combatir, pasar a la acción, rebelarse. “La indignación es un valor precioso, basado en la fuerza y el compromiso”, la antítesis de la indiferencia. Pero hay que hacerlo alejados de la violencia y el terrorismo. La humanidad ha avanzado lo suficiente como para saber solucionar los problemas sin necesidad de invadir, masacrar o someter. Los “muros de Berlín”, “guantánamos” o “abu ghraibs” ya no tienen sentido (si es que alguna vez lo tuvieron). Y ahí tenemos a Gandhi, M. L. King o Mandela para demostrarlo.
Hessel, último superviviente de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), criado en los brazos del dadaísmo, de Proust, de Sartre y del Montmartre más esplendoroso no puede más y viene a decirlo, a advertirnos, de forma altruista, porque al final, sus gestas ya aparecen en los libros de historia. ¿Qué pondrán de nosotros?.
Leyendo el libro he recordado una canción con la que crecí, y que dice: “Yo también nací en el 53 (…) no me pesa lo vivido, me mata la estupidez, de empezar un nuevo siglo, distinto del que soñé…”.
Pensemos…
Virginia
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"Que te puedo contar que tu no hayas vividoooo que te puedo contar que tu no hayas soñadoooooo " TEMAZO.
ResponderEliminarEn un viaje de ida o vuelta de bus me lo llevo y lo leo.
Óscar