domingo, 9 de mayo de 2010

De qué hablo cuando hablo de correr

De qué hablo cuando hablo de correr, Haruki Murakami, Tusquets, 2010
Nunca había leído a Murakami. Y cuando el libro llegó como novedad a la librería, me pareció un buen momento para hacerlo. Escrito en 2005, acabar de ser traducido al castellano con un título homenaje al cuentista Raymond Carver, "De que hablamos cuando hablamos de amor".
Es un libro breve, ligero, a modo de "memorias de un corredor". Se podría decir que es lo más próximo a una autobiografía que un autor solitario, celoso de su intimidad y "vergonzoso" podía hacer. Durante 200 páginas Murakami nos salpica con las sensaciones vividas como corredor, y cómo ésto ha marcado su vida y su literatura. Él mismo confiesa que si no corriera, probablemente nunca podría haber sido escritor. Ambas disciplinas requieren esfuerzo, constancia, dedicación y un poquito de talento.
No pretende aleccionar, no todo el mundo sirve para correr (ni para escribir), advierte. Se ciñe a recorrer sus experiencias en maratones, triatlones y ultramaratones desde que cerró su bar de jazz y decidió, también, sentarse ante un amenazante folio en blanco. Sus éxitos y sus fracasos, la lucha contra sí mismo cuando las piernas o la pluma no responden. Pero al final, cuando consigue acabar el maratón de Nueva York "sin caminar" se siente feliz y vacío, orgulloso y mediocremente agotado.
Resulta reflexivo, ágil, divertido y anecdótico, pero creo que no es un libro para todos los públicos. Quien no se interese por el deporte, quien nunca se haya calzado unas deportivas, probablemente no consiga acabarlo.
De todas su frases me quedo con una: "El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional". Y con ella me adentro en mi siguiente lectura, muy al hilo, Saber perder de David Trueba, que ayer visitó la Feria del Libro y me lo dedicó (a Óscar también) a expensas de que me convierta en una fiel seguidora. En breve os cuento qué me ha parecido.

Virginia

1 comentario:

  1. aysss gracias por conseguir que me lo firmara :)

    yo creo que el de Murakami lo voy a dejar pasar, que sólo con ver la portada... me cansa. Jejee
    Óscar

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