Madrid 1939:
Jimena, una joven de la sierra cuyo único delito es enamorarse de Luis,
comunista acérrimo y comprometido que consigue casarse por lo civil con ella
por si la deja viuda en la batalla…Su suegra, quintacolumnista y vengativa ante
un hijo rojo, hace lo posible y lo imposible por encarcelarla en Ventas en
cuanto Luis huye a Europa. Entre las cuatro paredes de aquel horror Jimena
descubre que está embarazada. Y allí mismo también se topa con María, un quiero
y no puedo de riquezas, posición social y príncipe azul que después de una
traumática relación sentimental se convierte en una carcelera férrea a las órdenes
del Régimen y de señoras pudientes como Elvira.
Son dos mujeres
opuestas, dos bandos políticos y dos formas de vivir el amor. Víctima y verdugo
según la ocasión.
Es verdad que el
punto de vista de la novela destacando el papel de los hijos de las presas es
novedoso, pero a mi gusto hay partes de la narración que estorban a la trama
principal. Cañil se desvía a veces en capítulos que no aportan y distraen, en
un afán por darnos datos que no siempre hacen falta.
La novela es una
vuelta tuerca del testimonio real de Tomasa Cueva, presa de las Ventas, a la que se
le ha “maquillado” la historia para esquivar los rencores y las memorias históricas
que podrían ofender a algunos 75 años después. Pero a mi gusto, después de
haber leído otros relatos, le falta entraña y le sobra periodismo.
Lo mejor: la
historia de amor a la sombra de un romance tradicional
Lo peor: ese final
de cuento de hadas que no acaba de encajar
Hay veces que la
elección de un libro debe estar condicionada por el momento. Quizá a éste tendría
que haberle buscado uno mejor.
Virginia
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