Estaré en el paraíso, Mayte Carrasco, RBA, 2012
Que levante la mano
el que cuando hablan de Siria en el telediario sabe perfectamente cuál es el
conflicto, cómo se van desarrollando los acontecimientos y cuáles son las
posturas de unos y otros. Y no mintáis, que los Reyes aún andan cerca…
Pues eso es lo que
trata de explicar Mayte Carrasco en su último libro. Estaré en el paraíso es un análisis de apenas 60 páginas en el que
presenta a Bashar Al-Assad y explica la lucha entre chiítas y sunitas (ramas
del Islam) y las bases político-sociales del país. El origen y el trasfondo de
la guerra civil religiosa y del régimen dictatorial del presidente ayudan a
entender qué es lo que nos enseña cada día el telediario.
En pleno conflicto
Carrasco entró a Siria desde el Líbano, recorriendo de noche y en la más
absoluta clandestinidad tres kilómetros de cloacas hasta llegar a Damasco.
Desde allí ha pretendido ser nuestros ojos y tratar de volver viva para
contárnoslo.
Dar un paso con el
pánico de saltar por los aires en cualquier momento; asistir a la impotencia
que los pocos médicos que aún no han huido sienten cuando los de heridos llegan
pidiendo auxilio y ellos, enemistados con los mandatarios y sin medios, tratan
de salvar sus vidas sin anestesia o sorteando muertos en el suelo; intentar
descansar sin sosiego, con el miedo de cerrar los ojos y que te caiga un mortero encima, acercarte demasiado a una ventana, asistir a un funeral de un joven del
ELS…Todo eso, y todo lo que no cuenta, es lo que sufren tantos freelance de
guerra que arriesgan sus propias vidas para dar cobertura a un horror del que
nadie se acuerda en la opulencia de Occidente. Y si lo hacen es por los
intereses creados, que nunca faltan.
Me encanta este
tipo de testimonios y me encanta pararme a pensar cuántas realidades tan
diferentes obviamos cada día desde la comodidad de nuestro sofá, porque al
menos durante unas páginas me siento más cerca de las víctimas.
Os lo recomiendo a
todos, porque desde la suerte de vida que tenemos, debería ser un deber conocer
y aliviar las desgracias de los demás.
Virginia
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