Salvar a Max, Antoinette Van
Heugten, Harlequin Iberica, 2012
En este tiempo de familia, felicidad, amor
y no sé cuántas cosas más el tiempo que queda para leer es muy poco cuando
formas parte de los que están al otro lado del mostrador del consumismo, pero
bueno, con paciencia conseguimos acabar algún libro. Éste es uno de los que cerrarán
mi lista del 2012.
Salvar a Max es el único empeño
de Danielle, desesperada por demostrar la inocencia de su hijo en una escena
criminal. Y dicho así su postura parece la más razonable. Pero si Max es un
adolescente de 16 años diagnosticado como Asperger y que en los últimos tiempos
ha sido hospitalizado en una de las mejores clínicas psiquiátricas del país por
recientes tendencias suicidas, problemas de conducta y agresividad con los demás,
la cosa se complica.
¿Qué pasa cuando Max aparece lleno de
sangre al lado del cadáver de su compañero de ingreso y con el arma homicida de
la mano? El aislamiento en la clínica, los cambios experimentales (ajustes los
llaman ellos) de medicación y la facilidad para la obsesión hacen de él el único
sospechoso. Sin embargo Danielle no acaba de creer que su hijo pueda haber
hecho algo así, ni está de acuerdo con las nuevas conclusiones de los doctores,
y lucha hasta el final (contradiciendo incluso su propia ética profesional como
abogada) por demostrar que Max es simplemente un niño autista, no un asesino.
Meterse en la piel de una familia con una
enfermedad psiquiátrica te hace ver la vida desde otro prisma. Sus dificultades,
su particular manera de enfrentarse al mundo y el amor (exagerado a veces) que
se profesan, llegando a negar las circunstancias, son tan diferentes a los
nuestros que a veces se nos olvida que existen otras realidades.
Nos encontramos con una trama bien construida,
lenta a ratos y obvia a veces, pero con el enganche suficiente como para seguir
leyendo y sentir la inquietud, los nervios y la ansiedad de los protagonistas
por salvar a Max de la injusticia, o no.
Un libro sencillo pero con la “chicha”
necesaria para descansar cuerpo y mente de los tickets de regalo, el papel para
envolver y los nombres para diferenciar los paquetes…
Un ni sí ni no ni todo lo contrario. Ni
estorba ni es imprescindible.
Virginia
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