domingo, 2 de diciembre de 2012

Mr. Gwyn

Alessandro Baricco, Anagrama, 2012.

A veces, pocas, muy pocas, encuentro exactamente el libro que necesitaba leer. Normalmente uno no sabe qué libro necesita; como mucho, sabe que necesita algo, pero no bajo qué caratula encontrarlo. Las pocas veces que ocurre uno lo identifica después.
Y esta vez, ha ocurrido la magia.
No sé si contar el argumento aportará algo. Es un escritor que decide no volver a escribir. Pero ese vacío, con el tiempo, le causa angustia. Y se dedica a otra actividad, artesana: se convierte en copista. Escribe retratos, como podría hacerlo un pintor o un fotógrafo.

Jasper Gwyn estaba comprendiendo algo particular que iba a cambiar el curso de sus días, de manera que no respondió de inmediato. Volvió a mirar la foto en el catálogo, luego de nuevo la pared -era evidente que algo había pasado entre la foto y el cuadro, algo así como una peregrinación. Jasper Gwyn pensó que debió de requerir un montón de tiempo, un determinado exilio, así como la disolución de muchas resistencias. No pensó en ningún truco técnico ni tampoco le pareció importante la eventual maestría del pintor, sólo se le pasó por la cabeza que un obrar paciente se había propuesto una meta, y al final lo que había conseguido obtener era llevar de regreso a casa a aquel hombre con bigote. Le pareció un gesto muy hermoso.

El ritmo cambia, se vuelve melodioso, adecuado. Las cosas encajan, El sosiego regresa. Aprendemos a mirar, a sonreír y a guardar silencio. Me gustaría conocer a los personajes de esta novela, porque sin duda enriquecerían mi vida. Más aún, me gustaría encontrar la forma de convertirme en un personaje de esta novela.

Ojalá mi entusiasmo os anime a hojearla y ojalá encontréis en ella lo que yo he leído, porque entonces accederéis a un deleite genuino. Se convierte, sin duda, en mi top 1 del año. Una vez más, y ya es la tercera (con 12 años de distancia desde la primera vez), Baricco me devuelve la fe en la literatura como catarsis. Porque, aunque quizá mañana lo haya olvidado, hoy no soy la misma persona después de leer este libro.

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