viernes, 12 de agosto de 2011

Yo confieso

Jaume Cabré, Destino, 2011. A la venta el 2 de septiembre.

Llevo un par de semanas viviendo en el despacho de Adrià Ardèvol, rodeada de sus libros, charlando con su amigo Bernat y con su mujer Sara. Le he acompañado en sus estudios y en la redacción de sus ensayos. Le he visto acariciar sus objetos y recrear la vida que han vivido, a través de los siglos, hasta llegar a sus manos. Completamente absorbida.

He paseado junto a un monje que miraba por última vez el monasterio en el que llevaba treinta años viviendo y que tenía que abandonar por haberse quedado solo. He tocado la madera con un cantador que sabe distinguir qué árboles proveerán la mejor materia prima. He moldeado un violín que tendrá un nombre propio. He estudiado Teología en la la Pontificia Universitá Gregoriana de Roma. He sentido el pavor de la bella Amani cuando un hombre ha entrado en su casa y la ha arrancado la ropa. He asistido a clases de alemán, y hebreo y arameo, y de violín. He luchado junto a los partisanos serbios y he sufrido los horrores de un campo de concentración. He visitado el hospital que un médico anciano ha fundado en el Congo para personas sin recursos. He entrado junto a los guardias de las SS en casa de una familia judía, en mitad de la cena, y los he subido a un camión.

Esta es una novela larga, poblada por multitud de personajes e historias, cruzada por hilos conductores que reaparecen periódicamente y que nos conduce a preguntarnos sobre el bien y el mal. Especialmente sobre el mal: su sentido, su explicación. Y con él, la culpa, el perdón, el sufrimiento, la expiación.

Es emocionante y tierna, y guardaré ciertos episodios en la cajita de los tesoros, porque consiguieron que abriera mucho los ojos y se me dibujara una sonrisa cómplice. Pero es también una novela dura, que nos recuerda que el ser humano es capaz de hacer mucho mal, y que se pregunta si ésa es nuestra naturaleza y hasta qué punto es difícil que ese lado oscuro salga a la luz. A mí me ha gustado mucho, especialmente por su capacidad para evocar la satisfacción que provocan la cultura y el estudio. Ojalá provoque la repercusión que merece, aunque creo que su gran tamaño puede ser un freno para su difusión.

Pdta: si alguien lo lee, me gustaría comentar las páginas finales, Bernat y el libro. ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha sorprendido, os parece que cuadra con el personaje? ¿todo es una continuación, y ellos perpetúan la historia de Gertrud Sikemae?

5 comentarios:

  1. Me apunto en la lista para leerlo, me has dado ganas de hacer toda esa lista de cosas por las paginas del libro.
    Óscar

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  2. Yo estoy leyendo los primeros capítulos, y aunque creo que entremezcla muy bien las distintas historias, reconozco que me hago un lío con quién narra, en qué época estas en cada momento... Supongo que le iré cogiendo el truco, pero pinta bien!

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  3. Tienes razón Javi, yo lo estoy leyendo con folio al lado y escribiendo nombre del personaje y fecha que narra. Y de momento no me he perdido mucho jejej. Un saludo
    Óscar

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  4. Terminé ayer de leerlo. Maravilloso.
    En cuanto a lo que pregi¡untas, Iris:
    Bernat Plensa es mi esperanza del bien en todo el relato. Y reconozco que los únicos personajes que no he conseguido recolocar después de que anduvieran muchos a su pputa bola durante gran parte del libro, han sido Gertrud y Sander. ¿Me he perdido el meollo de la historia? Aún así, he disfrutado de lo lindo. Gracias por la recomendación.

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