Herman Koch, Salamandra 2010.
¿Es posible escribir 300 páginas de una novela y que no trate de nada más que de cuatro personas que estén cenando? Y lo que es mejor: ¿Es posible que no te aburra que no ocurra nada más? Pues sí y rotundamente sí.
Me ha fascinado esta novela, calificada como la sorpresa editorial del 2009 en Holanda y lo curioso es precisamente lo poco desarrollada que está la acción del libro y cómo consigue atrapar a todo aquel que se acerque hasta ella.
Ámsterdam, un restaurante muy muy pijo, dos matrimonios en los que ellos son hermanos y mucho más por descubrir de sus vidas, aparentemente normales, de lo que parece cuando les conocemos. Paul y Claire, por un lado; Serge y Babette por otro. Sus principios irán moldeándose a la luz de los acontecimientos acaecidos entre sus hijos de una forma asombrosa. Lo injustificable a todas luces encuentra justificación aparente en boca de sus padres.
Es una novela fresca, actual, provocadora, con algún toque de humor y con muchos más de moral aunque se deje el final abierto para que seamos nosotros, lectores insolentes, los que decidamos si por un hijo un padre está dispuesto a cualquier cosa sin controlar los límites del mal y lo que está peor todavía.
Un final apoteósico que te deja con la boca abierta como una buena peli de misterio. Mi enhorabuena a Salamandra que ha vuelto a poner en funcionamiento su buen olfato para acercarnos a este autor holandés, desconocido hasta el momento para mí.
Sin duda, es uno de los libros que guardaré en mi recuerdo. Fantástico.
Noelia
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