Colectivo Juan de Madre, Aristas Martínez, 2016.
Lleva como subtítulo “una novela de aventuras filosóficas” y
es una buena advertencia, porque esta obra, artefacto construido sobre las
bases del humor y la subversión, es una mezcla de muchos elementos: hay,
evidentemente, una base de cómic (y de ahí nuestro protagonista) y hay una
parte muy importante de filosofía (tiene como punto de origen un debate
histórico entre Foucault y Chomsky), y hay muchos personajes y momentos que han
marcado la segunda mitad del siglo XX y algunos otros que quizá desconozcamos,
en función de nuestro dominio de las culturas alternativas.
Pero partamos desde el principio: si hay alguien que siempre
ha conocido la identidad de Superhombre es su barbero, porque tuvo que
confiarle tijeras y navaja especiales, fundidos con criptonita, para que
pudieran cortar su cabello. Se conocieron desde muy jóvenes y el barbero
siempre asistió a las dificultades que entrañaba para Clark convivir con el
Superhombre, ser invisible, ser siempre el otro.
Superhombre se vio empujado a utilizar sus
capacidades especiales para ayudar a la gente. Pronto vio que podía ser
manipulado por el poder y supo que debía erigirse en vigilante supremo que
velara contra los abusos. Y pronto también surgió el que sería su antagonista:
Michel Foucault (sí, señores, reconozcan que es el doble clavado de Lex Luthor), joven médico de enorme inteligencia, que a través de una red
de escuelas de libérrimo perfil, alienta la creación de los “niños salvajes”,
un grupo de infantes terroristas que amenazan con destruir la nación. Éste será
sólo uno de los muchos retos a los que el Superhombre tendrá que enfrentarse a
lo largo del tiempo.
Es una obra sorprendente, con múltiples niveles de
lectura, que van de la mera anécdota a la investigación de todas las piezas que
componen los collages de los que se nutre. Es rápida, transgresora, contiene
mucha información sin ser densa y es claramente adictiva. Propone lecturas
alternativas de nuestra historia reciente y está sembrada de nombres que iréis
reconociendo.
A mí me ha encantado y me ha despertado una profunda admiración.
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