sábado, 16 de agosto de 2014

Los cuerpos extraños

Los cuerpos extraños, Lorenzo Silva, Destino, 2014
Por fin llega a nuestras manos la séptima entrega de la serie protagonizada por Rubén Bevilacqua y mi tocaya Chamorro.
Esta vez Silva nos presenta el asesinato de una alcaldesa levantina que, avalada por el ímpetu de su juventud, pretende acabar con la red de dirigentes corruptos que nos invaden y encabezar la imagen de la renovación política que tanto ansía este país.
Tramas secundarias de tinte sexual, segundas intenciones, dobles juegos y rencillas proporcionan un largo listado de sospechosos que, con o sin guante blanco, han truncado la vida de una joven con demasiadas aspiraciones, varios secretos y algún oscuro rincón (como casi todos).
Decir que ésta es la mejor novela de las siete sería decir mucho, sobre todo aceptando el hecho de que Silva es siempre un valor seguro, y que mejor encierra una subjetividad innegable. Cada una de sus novelas, manteniendo a sus protagonistas y ciertas líneas fijas, tiene su sello, su pincelada particular, su idiosincrasia, y mal no lo debe hacer cuando con cada nueva publicación consigue reunir de nuevo fieles seguidores capaces de sorprenderse y disfrutar aún, y llamar la atención de quien todavía no conoce a Vir y a Vila. Lorenzo Silva es un escritor premiado en muchas ocasiones (gracias a este par) y tan prolífico en su producción que elijas el libro que elijas acertarás.
Los cuerpos extraños se enmarca en la actualidad con una facilidad pasmosa, reflejo del momento social que sufrimos, con los acercamientos habituales en Silva a la complejidad psicológica, a la crítica a cómo se hacen las cosas ahora en el Cuerpo, ensalzando sus logros (que los tienen) y confiando a los diálogos la capacidad de sujetar el argumento salpicándolo de humor, ironía, agilidad mental, dramas humanos y crímenes irracionales.
Seguir conociendo y reconociendo a Vila y su hastío, con su ciega confianza en Chamorro, pero a la vez preocupado (tras 15 años aprendiendo a convivir con su “militarismo”) por ese no sé qué que la oscurece. Y ver a una Vir en horas bajas, con una tristeza que merma sus capacidades y que silencia su agudeza son algunas las claves para que estos dos nos encandilen cada vez que aparecen. Son los mejores aunque ellos no lo sepan.
Silva es, sin duda, uno de mis escritores de cabecera, un hombre que, además de hacer Literatura con cada palo que toca, es capaz de ensimismar a un auditorio entero cuando recorre las salas de conferencias hablando de su obra, del sector, de grandes compañeros, de su biblioteca y del nefasto trato de los de arriba a la Cultura. Mi admiración y mi absoluto respeto.
Leed a Silva. Lo que sea. Todo. Con o sin orden. Pero hacedlo u os estaréis perdiendo a uno de los mejores autores que ha dado este país.
Un placer siempre

Virginia

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