Clara Usón, Seix Barral, 2012.
Salió hace un par de años. Yo lo dejé pasar aun cuando despertó bastante interés, no me había llegado su momento. Ahora puedo deciros que merece la pena.
Ana deja Belgrado a pesar del bloqueo de la guerra y viaja a Moscú con otros compañeros de carrera. Son los años noventa y el conflicto entre serbios y bosnios está en todos su esplendor. ¿Qué sabemos de lo que pasó allí? ¿Quién luchó contra quién, y por qué motivo? Debo reconocer que yo tenía una laguna absoluta en este sentido, y que gracias al libro he podido paliarla en parte. Pero esta novela es poliédrica, y además de explicarnos qué ocurrió, o parte de lo que ocurrió, tiene una reflexión muy interesante sobre cómo se generan los conflictos, cómo se construyen los nacionalismos, cómo se alimentan de miedo y de oposición. En la novela no sólo aparecen algunos de los principales actores que desencadenaron el conflicto (Karadzic, Mladic, Milosevic...), sino los protagonistas anónimos que sufrieron sus consecuencias. Y aún más: cómo cada persona toma partido, que argumentos esgrime, hasta qué punto puede permanecer ciega a todo aquello que niegue aquello que defiende. Y más y más: cuánto horror somos capaces de soportar, dónde están los límites.
Y está, por tanto, la narración de la guerra y la reflexión subsiguiente, y también está la microhistoria de algunos protagonistas, y ahí entra un factor que me ha sorprendido y que decido no desvelar aquí porque a mí me parece un spoiler en toda regla, aun cuando la editorial lo narró en la contraportada sin ningún pudor, desvelando una sorpresa a la que merece la pena llegar en su momento justo, pues digo yo que para eso la escritora nos lo cuenta en la página 100 y no en la 10.
Dijo hace poco un crítico al que admiro que el auténtico escritor es aquél que sabe narrarnos una realidad ajena a la suya propia. En esa línea, echo de menos más temas en los narradores españoles. Y es esa misma línea, Usón ha escrito una novela sorprendente, interesante, muy documentada, que sin duda merece la pena. Léanla. Ya está en bolsillo, no tienen excusa. Y luego, si quieren, hablamos de los padres y de cómo llevar el apellido familiar.
sábado, 31 de mayo de 2014
miércoles, 28 de mayo de 2014
La poesía está reviviendo
Hace unas entradas os recomendé, por
primera vez en este blog, un libro de poesía. Recupero ahora, si me permitís,
la poesía contemporánea para comentar el boom que estamos viviendo con toda una
generación de nuevos poetas que ha dado un impulso tan fuerte como sorprendente
al verso.
Nuestro lugar detrás del mostrador nos
permite valorar muchas veces el estado del sector, los autores más influyentes,
las tendencias según el momento… Y, desde hace unos meses, nos vemos rodeados
de novedades poéticas cada vez más potentes y con mayor salida.
Marwan, sin ir más lejos, ha
conseguido ser número uno en ventas durante varias semanas con sus Apuntes sobre mi paso por el invierno;
Luis Ramiro y Elvira Sastre agotaron ejemplares de sus libros unos días
después; IreneX o Carlos Salem triunfan con su poesía directa y sin pelos en la
lengua… Y, por inercia, se multiplican los recitales en bares y pequeños
rincones que abren sus puertas a la lírica.
Podríamos debatir aquí (¿algún purista
en la sala?) sobre la calidad de estos nuevos poetas que, en la mayoría de los
casos, vienen avalados por un rotundo éxito en las redes sociales, que además
de ser una plataforma les permiten expansión infinita. Quizá no sean “Lorcas o Albertis”,
o quizá se les estudie dentro de unos años. Pero a mi entender tienen la
repercusión que ofrece contar las cosas cotidianas tal y como son. ¿Quién no ha
sufrido por amor?, ¿quién no ha dejado o ha sido dejado? ¿quién no se ha
sentido pequeño alguna vez?. Hablan de nosotros, de lo que vivimos todos, antes
o después, de lo que sufrimos y sentimos, y ahí radica el secreto. Leerte a
veces es la mejor manera de curarte…
Me encanta este resurgir de la poesía
que, durante años y, tras ir viendo pasar a los clásicos y enterrar a sus
últimos grandes (Ángel González, por ejemplo) ha estado relegada a cualquier
estante oscuro y apartado. No había sitio en los anaqueles, pero vienen pisando
fuerte, y las góndolas se quedan pequeñas para tanto poemario!
La poesía está reviviendo y eso es de
celebrar
Virginia
Os dejo unas cuantas referencias por
si os animáis:
-
Ajo, Micropoemas, Arrebato Libros
-
Carlos Salem, El animal, Ya lo dijo Casimiro
Parker, 2013
- Carlos Salem, Memorias circulares del hombre
peonza, Ya lo dijo Casimiro Parker, 2013
-
Diego Ojeda, A pesar de los aviones,
Noviembre Poesía, 2013
-
Elvira Sastre, 43 maneras de soltarse el
pelo, Lapsus Calami, 2013
-
Elvira Sastre, Baluarte, Valparaíso, 2014
-
Escandar Algeet, Alas de mar y prosa, Ya lo
dijo Casimiro Parker, 2013
-
Escandar Algeet, Un invierno sin sol, Ya lo
dijo Casimiro Parker, 2013
-
IreneX, El sexo de la risa, Origami, 2013
-
Luis Ramiro, Te odio como nunca quise a
nadie, Noviembre Poesía, 2014
-
Marcus Versus, Un mar bajo el suelo,
Noviembre Poesía, 2013
-
Marwan, Apuntes sobre mi paso por el
invierno, Noviembre Poesía, 2014
-
Marwan, La triste historia de tu cuerpo sobre
el mío, Noviembre Poesía, 2013
-
Punterías, Irene G. Punto, Torremozas, 2014
-
Rafa Pons, A cuento de nada, Noviembre
Poesía, 2014
martes, 20 de mayo de 2014
La piel dorada
La piel dorada, Carla Montero, Plaza y
Janés, 2014
Claro, como me gustó mucho La tabla esmeralda decidí darle su
tiempo a La piel dorada, y la verdad
es que lo nuevo de Carla Montero me ha defraudado un poco.
Si en el anterior había coherencia en
los hechos históricos, trama bien estructurada y una línea argumental sólida,
en La piel dorada lo primero que me
falla es la concordancia entre los acontecimientos que plantea y el espacio
temporal en el que los enmarca, además del modus operandi, más propio de la
actualidad que de los primeros años del siglo.
La historia parece nacer frente a un
cuadro del Museo del Prado, según palabras de la autora, y narra una serie de
asesinatos en cadena que Karl Shlackman debe investigar y que, de una manera un
tanto forzada, hay que enlazar con Inés, amante de uno de los mejores pintores
de Viena, que como mínimo es intrigante y escurridiza.
Hugo, amigo de Karl, mujeriego de
profesión y con una incomprensible tendencia a meterse en líos, acapara todas
las miradas bajo la excusa de su vida disoluta.
Y hasta aquí íbamos bien. Pero hay una
especie de ambiente de alucinación, esotérico, fantástico, ilusorio, con
situaciones decadentes y espirales narrativas que me dan la sensación de
ocultar una falta clara de consistencia en la base de la historia y de querer
disfrazar las carencias.
Con estos ingredientes y el precedente
del libro anterior me parece que no ha sabido sacarle partido y el resultado es
mediocre (siendo generosa).
No sé no sé…
Por cierto, el título no sé si refleja
lo que es el libro en sí. Posiblemente si yo fuera la autora habría elegido
cualquier otro, y posiblemente por eso no soy ni seré nunca escritora.
Virginia
sábado, 10 de mayo de 2014
Inés y la alegría
Inés y la alegría, Almudena Grandes,
Tusquets, 2010
Después de tantos libros leer sobre la
guerra y la posguerra puede resultar tedioso, repetitivo o insulso. Pero sólo a
veces, porque cuando te encuentras con una historia como la de Inés el paseo
por las páginas te dibuja una sonrisa, te enseña y acabas apropiándote de sus
vivencias.
Si algo tuvo nuestra guerra, como
todas supongo, fue la soledad de los soldados, de los camaradas que se partían
la cara en el frente siguiendo las órdenes dictadas desde cualquier despacho y
que miraban a los ojos del enemigo antes de disparar. De esto va esta historia,
de esto y del amor en tiempo de fusiles, porque el amor existe más allá del
conflicto y las circunstancias: “así eran las cosas, y todos lo sabíamos, pero
más nos importaba saber que seguían existiendo los besos en la boca. Eso nos
importaba más que comer”. Pero la Historia no respeta los asuntos del corazón,
y un mal paso enamorado te aleja del éxito y el reconocimiento posterior. Y
sino que le pregunten a Dolores Ibárruri, a Carmen de Pedro, a Francisco Antón,
a Jesús Monzón… Si implacable es la guerra, letal es la ceguera del amor si se
trata de unir al poder.
Inés es la niña bien del barrio mejor
y familia impecable que está empezando a vivir cuando la guerra golpea la
puerta de su casa para ponerle frente a los ojos una realidad que no cabe entre
las cuatro paredes de su piso acomodado. Un amor a destiempo que la delata a
cambio de su propia libertad cambia la vida cómoda que le esperaba desde la
cuna por una supervivencia constante, luchando por unos ideales incomprensibles
para unos y condenables para casi todos. La cárcel de Ventas, un convento, una
casita de campo… Inés crece a la vez que su desasosiego, hasta que con más
valentía que cabeza consigue llegar hasta el Valle de Arán y después a Francia,
donde encontrará por fin la familia de soldados con los que recuperará la
alegría y el sentido de su existencia.
Dura historia de un exilio cuyo único
fin durante largos años es volver, esta vez triunfadores, a la tierra de la que
se vieron obligados a huir. Pero hacerlo con una sonrisa es el mérito de Inés y
de todos y cada uno de ellos. Valentía, amor, dudas, engaños, conspiraciones…
todo junto en un puñado de páginas que rezuman amor y trasmiten esperanza.
Seguiremos leyendo el resto de los
Episodios de una Guerra Interminable que Almudena Grandes promete. Y esperemos
que la magnitud del proyecto no destiña el resultado.
Vale la pena leerlo
Virginia
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