Carol Rifka Brunt, Maeva, 2014.
"Es una novela lacrimógena", me dijeron cuando me la recomendaron. Y no les falta razón. June tiene 14 años cuando muere su tío Finn. El dolor es desgarrador, porque Finn era su maestro, su mejor amigo, el único que la comprendía. El distanciamiento con su hermana y el absorbente trabajo de sus padres obliga a June a pasar el duelo sola. Pero aparece Toby, el novio de Finn, del que June no sabía nada. June establece con Toby una relación secreta que oscila entre los celos y el descubrimiento, la vergüenza y el cariño. Pero todo es endeble y sabemos que se torcerá...
Dos cosas me han gustado de la novela: la facilidad para empatizar con June y el tratamiento realista de la marginación y el temor que rodeaba a los enfermos de SIDA en los años 80, cuando aún no se sabía demasiado de la enfermedad. No he leído nada que hablase de este tema y me ha parecido muy interesante el sufrimiento de los que lo rodean, que quieren cuidar de sus seres queridos pero temen continuamente el contagio.
A la vez, algo me ha rondado la cabeza durante toda la lectura: en mi opinión, es un libro para adolescentes. No porque June lo sea, ni por lo magnificadas que se viven las cosas a esa edad (y así nos lo cuente la narradora, que para eso es la protagonista) sino porque las pistas que nos conducen hacia algunas tramas secundarias (la relación con su hermana, con el compañero del colegio, o la insistencia en el cuestionamiento de la propia valía) son, quizá, demasiado evidentes. ¿Cambia algo el hecho de que fuera para adolescentes? Porque entonces el tema - la enfermedad, la muerte, la ausencia - me parecería valiente. Aún no he encontrado respuesta satisfactoria.
El libro es fácil de leer, y creo que probablemente igual de fácil de olvidar. Pero es entretenido y uno disfruta la lectura. A vuestro criterio lo dejo.
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