viernes, 15 de julio de 2011

Formas de volver a casa

Alejandro Zambra, Anagrama, 2011.

Dice el autor en La literatura de los hijos*: "quienes nacimos al comienzo de la dictadura crecimos buscando y contando la historia de nuestros padres y tardamos demasiado en comprender que también teníamos una historia propia". De eso va Formas de volver a casa: es la historia de unos adultos que fueron niños durante la dictadura de Pinochet, de cómo era el ambiente en casa, del silencio, de no comprender y percibir que hay algo que no estás comprendiendo, del miedo latente ante una amenaza sin identificar.

Una vez me perdí. A los seis o siete años. Venía distraído y de repente ya no vi a mis padres. Me asusté, pero enseguida retomé el camino y llegué a casa antes que ellos -seguían buscándome, deseperados, pero esa tarde pensé que se habían perdido. Que yo sabía regresar a casa y ellos no.

¿No os parece un principio bestial?

El libro es, en parte, la historia de la fascinación que siente un niño, el narrador, por una niña algo mayor que le encarga que espíe a un vecino suyo. El niño se esfuerza por cumplir su cometido y ganarse así el favor de la chica. Ese niño es el recuerdo de un narrador que recrea su pasado escribiendo una novela, mientras, en su tiempo presente, una especie de diario nos muestra la ruptura con su pareja, a la relación con sus padres, su estado anímico. El narrador y Claudia se reencuentran ya adultos y sus conversaciones completan los vacíos de aquello que no entendieron de pequeños.

No me acaba de gustar el cambio de visión de un capítulo a otro, el presente del narrador, sobre todo en la segunda parte. Sí me gusta la historia, y especialmente el estilo, la aparente facilidad con que construye frases rotundas y sonoras, que uno querría subrayar de continuo:

Yo pensé en la cara de una profesora de inglés, en cómo debía ser la cara de una profesora de inglés. Pensé en mi madre, en mi padre. Pensé: de qué tienen cara mis padres. Pero nuestros padres nunca tienen cara realmente. Nunca aprendemos a mirarlos bien (p. 18).

Un libro interesante que llama al diálogo y a la relectura, con muchas capas.

* en "No leer: crónicas y ensayos sobre literatura", A. Zambra, Univ. Diego Portales, 2010.

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