Un mal nombre, Elena Ferrante, Lumen, 2016
Tal y como reconocía Iris en la reseña anterior, el fenómeno Ferrante atrapa sin querer
Incluso cuando acabas el primer libro pensando en dar un tiempo al segundo, intercalar otras lecturas para no emborracharte de Nápoles y suciedad, el final te obliga a seguir leyendo sin remedio.
Lina y Lenù dejan atrás la niñez y comienzan a perfilar su futuro según el carácter de cada una. La juventud y sus vaivenes, las dudas, los descubrimientos y las primeras decisiones erradas.
Personalidades tan marcadas como las suyas (o no tanto) hacen ahora ya más evidentes sus diferencias, y la absoluta necesidad de la presencia de la otra para ser y sobrevivir a sí mismas.
Lenù es aplicada, responsable y cauta. Mientras, Lila es valiente, atrevida y algo temeraria.
Con la juventud llegan los hombres y Ferrante plantea aquí el debate "soltera/casada, beneficios y felicidad en el matrimonio". E incluye además el matiz del ascenso material frente al éxito intelectual.
Un retrato costumbrista, lleno de trasfondo vital, de filosofía sobre el destino y las decisiones, sobre la necesidad de la búsqueda de la aprobación como base de la autoafirmación y de una amistad cimentada en orígenes comunes de los que huir.
Ferrante nos regala una prosa intensa, llena de guiños, con fuerza, con emoción y en la búsqueda constante de la complicidad y la empatía
Es Lenù tan correcta o se deja llevar por "lo que hay que hacer"?. Lila proyecta maldad o es envidia por lo que pudo ser y no es? Os dejo el debate abierto
Mientras reflexionáis vamos a seguir leyendo
Virginia