También esto pasará, Milena Busquets, Anagrama, 2015
Venir
al mundo avalada por dos apellidos como Busquets y Tusquets puede parecer fácil
y sin embargo no siempre serlo. Demasiado peso a las espaldas, aunque éstas
estén bien cubiertas.
Y
estrenar orfandad con tan sólo 43 años debe dejar un vacío proporcional a la
cantidad de amigos y enemigos que uno hereda cuando hay que enterrar a una
madre como Esther Tusquets.
A
esta especie de diario de dolor, de íntima confesión, nos invita Milena, para
que la acompañemos en el duelo.
También esto pasará reune un puñado de días que comienzan
en el entierro, cuando todo ha llegado a su fin, cuando hay que poner el
contador a cero y seguir viviendo, sin ella,
una nueva y siempre peor segunda vida; enfrentarse a su ausencia, a los
recuerdos benévolos y a los peores días cuando la enfermedad te devasta;
reencontrarte con conocidos que te dan el pésame y rememoran anécdotas;
recorrer los lugares que llevan su nombre y aspirar de nuevo los rincones
inundados con su olor.
Esther
Tusquets (1936-2012), dicen, no fue una mujer fácil, pero era su madre, además
de una de las mejores editoras que ha dado este país. Y quizá pueda hablarse de
la relación apasionada y compleja que las unía, pero para Milena era el motor,
su gran pasión, el amor de su vida y no es capaz de vivir sin ella. Para
superar la pena se refugia en brazos de hombres desconocidos, o viejos amigos,
buscando en el sexo el camino del consuelo. Resulta curioso cómo una mujer tan
marcada por la figura femenina resuelve sus conflictos construyéndose un mundo
dominado por hombres (sus ex, sus hijos…) para maquillar el dolor.
Un
libro duro, no desgarrador, pero teñido de dolor constante. No diría que es
difícil de leer pero sí que no todo el mundo podrá hacerlo desde la serenidad
según el momento de su vida. Destila pena y nostalgia.
Aun
así es bonito revivir con ella su historia, la de ambas, conseguir esbozar una
sonrisa e imaginar esos atardeceres del Cadaqués que tanto disfrutaron.
No
dejéis de leerla, pero dadle su tiempo y su espacio para poder disfrutarla,
porque sin duda merece mucho la pena, y proyecta una escritora que me deja con
ganas de más.
Precioso
adiós, bonito homenaje
Virginia
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