lunes, 22 de julio de 2013

Bryan Talbot: Grandville y El cuento de una rata mala.

Grandville, Bryan Talbot, Astiberri, 2013.
El cuento de una rata mala, Bryan Talbot, Astiberri, 2013.

Sólo tras terminarlas me di cuenta de que mis dos últimas lecturas eran del mismo autor (lo que no dice mucho en mi favor, en fin). Diré en mi defensa que han pasado un par de semanas entre ambas y que el dibujo es muy distinto. Bryan Talbot es uno de los padres de la novela gráfica inglesa, muy conocido en su país y con una trayectoria muy variada.

Grandville nos sitúa en un pasado alterado en el que Napoleón ha conquistado Gran Bretaña y el imperio francés domina toda Europa. Tras una cadena de atentados anarquistas, Bretaña se independiza y se granjea el odio de los franceses. En el París de la Belle Epoque, un miembro de la embajada de Bretaña aparece muerto; el detective LeBrock se encargará de investigar lo ocurrido... Cóctel con ingredientes de Sherlock Holmes, Tarantino, modernismo y sangre, lo mejor de este cómic es en mi opinión el guión. Los animales muestran formas antropomorfas no siempre bien conseguidas (difícil después de disfrutar los maravillosos personajes de Guarnido en  Blacksad). También está disponible la continuación, Grandville mon amour.

El cuento de una rata mala es una de las obras de este autor que más repercusión han tenido, por su
contenido social, rompedor, y por haberse empleado como manual en bibliotecas, institutos y centros especializados en abusos infantiles. Astiberri lo recupera ahora en nueva traducción y con prólogo y epílogo actualizados. La protagonista es Helen, una adolescente a la que encontramos mendigando en Londres tras haberse escapado de casa. Poco a poco percibimos las dificultades de Helen para tener contacto físico y vamos sabiendo que los motivos son los abusos sexuales de su padre y la falta sistemática de afecto por parte de su madre. Acompañaremos a Helen en su camino para superar el trauma. Ella se apoya en los cuentos de su admirada Beatrix Potter, e inicia un viaje para conocer los lugares donde vivió la autora inglesa. Dibujo realista y guión sólido, es una lectura interesante, aunque se deja notar que está dibujada a principios de los noventa. Tiene razón Talbot cuando pregunta por qué, veinte años después, podemos hablar de asesinatos con normalidad, y convertirlo en un elemento habitual de ficción, mientras que los abusos infantiles siguen siendo un tabú; y que mientras sea un tema silenciado, las víctimas seguirán sintiéndose únicas, solas y culpables.

1 comentario:

  1. Ojala fuera un saga tan conocida como Blacksad,comprensible que haya salido hace pokito en España,solo espero que con el tiempo se conozca

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