Betina González, premio Tusquets de Novela 2012.
Un colegio de monjas, alumnas adolescentes. Mezcla de devoción, hormonas, inquietudes sexuales. Allí estudia López, la narradora que nos contará la historia; Marisol, la reina, perfecta; y la recién llegada, Felisa, fascinante con su halo de misterio, construido al vivir en varios países y hablar diferentes idiomas. "Me voy a matar", le dirá Felisa a López en su primer encuentro, y ahí le abrirá la puerta a un mundo oscuro, habitado por dos espíritus, por una familia disfuncional, por la violencia, el desprecio, la pederastia, la sangre. Un exhibicionista que rodea el colegio, una monja que frecuenta amores prohibidos, vigilantes que protegen a las niñas del mal... En este escenario, la amistad con Felisa cambiará a López para siempre.
Varios pasajes juegan con la perversión y es cierto que hay algunos excesos que a mí han parecido innecesarios. Tiene algunas imágenes potentes que tardarán tiempo en desaparecer de mi cabeza, como una lúgubre casa abandonada llena de secretos, o un encuentro en la habitación de Felisa. Sin embargo, echo en falta comprender mejor a López, personaje que habla continuamente y al que yo no consigo entender; y debo admitir que la mojigata que hay en mí ha encontrado repulsivos varios pasajes. Como no he conseguido acabar de entender qué quiere contar la novela, y como hay momentos que me han parecido bastante desagradables, yo no la recomiendo.
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