Rosa Montero, Seix Barral, 2011.
¿Habéis visto qué portada tan bonita? A mí me gusta mucho. Como me ha gustado su contenido: es una novela fluida, rápida, fácil de leer. Engancha, porque tiene una buena historia y una protagonista muy carismática.
Está ambientada en el futuro, lo que me temo que será un freno para muchos de los lectores que lean la contraportada para ver si lo eligen. Pero lo cierto es que, como en las buenas novelas, el escenario es algo más que atrezzo y es la causa y la consecuencia de lo que se va a contar. El futuro es distinto y se reflexiona sobre los cambios que este hecho ha conllevado, más allá de que las pistolas sean de plasma y los trajes de latex.
El cambio más significativo es que los humanos han conseguido fabricar seres artificiales para que les faciliten el trabajo: les llaman tecnohumanos o replicantes y están genéticamente modificados para ser más aptos para las tareas para las que fueron concebidos (exploración, combate, etc). Son seres con recuerdos artificiales y con capacidad de sentir, y tras una etapa difícil, han dejado de ser esclavos para convivir con los humanos.
Replicante es nuestra protagonista, Bruna Husky, rep de combate que trabaja como detective privado. Será contratada por un partido político para investigar las amenazas que está recibiendo su líder. Pero las cosas se complican. Aparecen varios muertos y Bruna tendrá que recurrir a la ayuda de dos humanos, un memorista y un policía, de los que no sabe si puede fiarse y que se odian entre sí. Comienza una espiral de violencia y todo parece ser una conspiración a gran escala en la que Bruna juega un papel que no consigue discernir...
El libro tiene, en mi opinión, dos pegas: la primera, los capítulos dedicados al archivo, a la manera de entradas de wikipedia, donde se nos informa del pasado del planeta para que podamos entender la situación actual, y en las que trabaja como editor uno de los personajes, que percibe de forma progresiva modificaciones que luego tendrán su importancia en la trama; pero interrumpen el ritmo y se hacen un poco pesados. La segunda pega, y quizá aquí pocos lo compartan, es el juego del narrador apoyado, muy centrado en Bruna salvo en algunas excepciones en las que se aleja de ella para detenerse puntualmente en un par de personajes; es inarmónico, rompe la estructura y no juega limpio, porque afecta al punto de vista. En esta novela es muy importante saber si puedes o no fiarte de dos personajes, y el narrador se decanta por uno, lo que obliga al lector a posicionarse en contra del otro o en contra del narrador como tal....
Salvo estos detalles, que dejan un poso menor una vez terminado el libro, mi opinión es que merece la pena. Está bien escrita, tiene ternura, emoción e intriga, y Bruna se queda con nosotros una vez terminado el libro... Ojalá que estar ambientada en el futuro no le reste tantos lectores como me temo, porque merece la pena; desde aquí os animo a romper los prejuicios y acercaros a ella.
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