Virginia ya nos recomendó esta novela hace años, podéis releer su reseña aquí. En un par de semanas sale a la venta el cuarto de los “Episodios de una
guerra interminable” y de ahí que volvamos a esta obra.
El primero de los episodios recrea la invasión del valle de Arán en octubre de 1944
por un ejército de republicanos españoles que residían en Francia desde que
dejaran España al ser derrotados durante la Guerra Civil. Inés, la protagonista
de la historia, y una de las tres voces narradoras, nace en una familia rica
vinculada a Falange. Ella se desmarca y su activismo durante la guerra la lleva
a la cárcel y por intercesión de su hermano a un convento. En 1944 reside en
una casa en Lérida de la que se fuga para unirse al ejército de la UNE (Unión
Nacional Española), donde conocerá a Galán, militar del que se enamora
perdidamente, así como a muchos otros de los hombres que combaten junto a él.
Inés se convierte en la cocinera del cuartel y una vez se retiren a Francia
trabajará junto con otras mujeres en un restaurante de comida española.
Galán será otra de las voces
narradoras. Inés narra habitualmente desde el ámbito doméstico: la cocina, la
familia, las relaciones de amistad entre las esposas de los militares. Galán
proporciona una óptica más fría, nos habla de la estrategia militar, de los
contragolpes políticos, de la vida clandestina, del riesgo, de la lucha y de la
muerte.
La tercera voz es, como ella misma
declara en el epílogo, de Almudena Grandes, que, sorprendida ante el
desconocimiento que hubo entonces y se mantiene hoy ante un episodio de tamaña
magnitud, opta por hablarnos de la dirección del PCE y de las facciones
internas que justifican el silencio que ha cubierto lo relativo a este fracaso.
Nos habla de cómo la cúpula del PCE se ausenta de España, repartida entre Moscú
y La Habana, y cómo Dolores Ibárruri confía la dirección del partido en Francia
a Carmen de Pedro. Nos cuenta cómo Jesús Monzón la seduce y esto le permite ir
ganando cuota de poder, y que gracias a su inteligencia y carisma reconstruye
el partido en Francia y España, ideando la invasión. Sabremos de la relación
amorosa entre la Pasionaria y Francisco Antón, 15 años más joven que ella. Nos
contarán como se le encarga a Agustín Zoroa recobrar el control de la situación
y cómo éste acaba casándose, en un extraño juego del destino, con Carmen de
Pedro. E iremos viendo apariciones de Carrillo, acciones del cónsul inglés
Samuel Hoare y las reacciones de Franco ante lo ocurrido contadas por su
hermana Pilar.
Esos son los tramos que me han
resultado más interesantes, probablemente por mi desconocimiento sobre todos
los temas planteados. Las partes de Inés y Galán, aun cuando me han gustado
bastante (sobre todo la parte de Arán) están, en mi opinión, lastrados por un
estilo que tiende en exceso a la adjetivación. El tono épico y grandilocuente
es inevitable y no me pesa en la novela, pero si las descripciones demasiado
largas. También me ha costado seguir los continuos saltos temporales con los
que se construyen los capítulos: se empieza en un año (normalmente del futuro),
se da un salto a mucho antes, y decenas de páginas después se retoma el año
inicial.
Según va avanzando la novela y se
consolida la vida doméstica en el exilio, cada vez más lejos de la
clandestinidad, el ritmo languidece y cuando aparecen los nietos se hace ya
largo. Entiendo que Grandes quisiera cerrar la obra cuando fallece Franco y los
protagonistas pueden por fin retornar a España, con todo lo que tiene de
homenaje a los miles de republicanos que tuvieron que marcharse; pero para mí
agranda innecesariamente la obra.
A mí me ha gustado, pero más por lo
que cuenta que por cómo se cuenta. Os la recomiendo.